“Esto duele, a la familia, al pueblo y al movimiento indígena (...) Fredy era un hombre firme, leal, responsable y convencido de la causa”, lamentó este sábado Aida Quilcué, senadora indígena, durante el sepelio de Fredy Bomba, líder indígena asesinado en su domicilio en Colombia.
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Entre lágrimas y los colores verde y rojo propios de la bandera indígena, sus compañeros le dieron sepelio este sábado en la vereda Granadillo, zona rural del municipio de Caldono, en el departamento del Cauca, donde los indígenas “hemos sido golpeados de manera sistemática, porque está es la zona donde más han asesinado a la gente”, lamentó a EFE Quilcué.
Bomba, presidente del Movimiento Alternativo Indígena y Social (MAIS), contaba con un esquema de seguridad asignado por la Unidad Nacional de Protección (UNP) y estaba el miércoles en medio de una reunión familiar cuando tres encapuchados ingresaron a su vivienda y dispararon contra él delante de su esposa y dos hijos, hiriendo a uno de los miembros de su seguridad.
“Estábamos todos en la cocina”, relató a EFE su esposa, Ximena Yatacué, que estaba junto a sus dos hijos menores y cuatro sobrinos.
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“Cuando voltee vi detrás de él unas personas vestidas de negro y mis sobrinos empezaron a gritar, entonces me di cuenta que tenían algo en la mano. Al principio pensé que eran guardias, pero luego me di cuenta que eran fusiles”, continuó Ximena, mientras uno de sus hijos lloraba a su lado.
La Oficina de la ONU para los Derechos Humanos en Colombia hizo un llamado a las autoridades competentes para que se haga justicia por el crimen perpetrado contra Bomba, al tiempo que pidió que “se fortalezcan las estrategias para proteger a las comunidades, líderes y procesos organizativos” en el Cauca.
SALIDAS A LA GUERRA
“El movimiento indígena caucano tiene que pensar en algo que nos ayude a buscar la salida y parar la guerra, no podemos permitir que sigan asesinando a la gente que le aporta al pueblo, que ha construido un proceso con amor desde hace muchos años”, expresó la senador indígena.
Entre lágrimas, Quilcué exigió en un sollozo que “el país tiene que hacer algo, el presidente tiene que hacer algo”. “He hecho los llamados hasta el cansancio, pero siento que a veces no se escucha”, agregó la senadora mientras se le quebraba la voz.
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Fredy “era una gran persona, un gran esposo, un gran amigo, un gran papá, defensor de la vida y el territorio que quería ayudar a todas las personas. Él a veces decía ‘¿cómo hago para ayudar a tantas personas que tienen tanta necesidad?’”, por eso se necesitan más acciones para que más como él no sean asesinados por su liderazgo, pidió Ximena.
“En vez de coger un arma, invito a los jóvenes a coger un tambor, una guitarra o una flauta”, para acabar con el conflicto, agregó la esposa del líder asesinado.
“Ver al niño de Fredy de 4 años sentir el dolor de la partida de su padre, como muchos niños en Colombia que han quedado huérfanos, parte el alma”, lamentó Quilcué, quien defendió que no puede haber más niños huérfanos en Colombia por el conflicto armado.
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