Stivinson Mena recuerda que la explosión de la mina lo elevó tan alto que quedó colgando en la horqueta de un árbol.
Era 21 de junio de 2015. El soldado Mena tenía 24 años. Estaba patrullando a pie una zona rural cerca de la población de San Vicente del Caguán, en el suroriente colombiano.
A pesar de la potencia del explosivo, quedó consciente. Lo primero que hizo fue lo mismo que dicen haber hecho otros soldados víctimas de minas antipersonales: mirarse.
Mena vio que su pierna izquierda "ya no estaba ahí". Tenía además sangre por todas partes, heridas en el pecho y en las manos. Había perdido al menos un dedo y tenía un zumbido dentro de la cabeza que hasta ahora no se ha ido.
Pero también faltaba algo más.
"Cuando me miré el pene vi un testículo partido […] Estaba por fuera porque la onda explosiva me quitó el camuflado", le dice Mena a la BBC. "Esa fue la parte de dolor que más sufrí".
"Pensé muchas cosas: 'ahora no voy a tener más mujer, no voy a poder tener hijos'", relata.
Sus temores no eran exagerados. El joven soldado no solo perdió el testículo derecho. También tuvo pérdida parcial del testículo izquierdo y sufrió una mutilación severa en el pene.
Fuente: BBC
LAS ÚLTIMAS NOTICIAS DEL MUNDO