Es una carrera contra el tiempo.
Los hospitales de varias de las principales ciudades de Bolivia cada vez tienen menos reservas de oxígeno clínico y los familiares de pacientes que dependen de este elemento multiplican esfuerzos en una dramática búsqueda de un tubo o balón para tratar de salvar la vida de su abuelo, padre, hermano o incluso hijo.
Un problema que también alcanzó a decenas de recién nacidos que, por diferentes motivos, dependen de ventilación artificial para sobrevivir.
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"Yo no puedo esperar a que sea el último minuto para decir qué voy a hacer. Estos bebés necesitan oxígeno continuo, y si usted le quita el oxígeno dos o tres minutos su cerebro va a sufrir. En 20 minutos los bebés pueden a fallecer", señaló este viernes Hugo Tejerina, directivo del principal hospital materno de La Paz.
Y en una comunicación con BBC Mundo, ese centro de salud confirmó este sábado que podrán mantener la asistencia a los recién nacidos hasta el lunes si es que no reciben una nueva dotación de oxígeno.
Pero el problema va mucho más allá de los menores que pueden resultar afectados.
El gobierno transitorio boliviano denunció el viernes ante la Organización de Estados Americanos que ya son 31 personas las que fallecieron por la falta de reservas para oxigenación entre el jueves y el viernes.
Dos factores son señalados por directivos de salud como las causas de la crisis. El aumento acelerado de contagios por coronavirus y los bloqueos de algunas de las principales carreteras del país protagonizados por seguidores de Evo Morales enfrentados con la presidenta Jeanine Áñez.
“Estado de desastre”
El viernes en la noche falleció por falta de oxígeno el tío de Claudia, una boliviana que no pudo acompañarlo en su padecimiento porque reside en Italia.
A principios de agosto presentó síntomas de coronavirus y de inmediato sus familiares advirtieron del riesgo que podía correr ante la escasez de oxígeno.
Claudia comparte con BBC Mundo que su tío fue profesor durante 35 años y no disimula su molestia por un fallecimiento que tal vez se habría podido evitar si el hospital donde internaron a su familiar contaba con una dotación para mantener la respiración artificial activa.
Bolivia registró hasta el 7 de agosto 87.891 casos confirmados de coronavirus y La Paz, sede de gobierno, se convirtió en el epicentro de los contagios.
La cantidad de muertos por covid-19 hasta la misma fecha es de 3.524.
De acuerdo a datos recogidos por el diario boliviano Página Siete, al menos 23 personas de esta ciudad fallecieron el viernes por falta de oxígeno.
Este elemento llegó a triplicar su precio y ya era escaso desde hace al menos tres semanas en el país sudamericano.
Pero la situación se volvió más complicada cuando comenzaron los cierres de caminos que impidieron que los camiones que transportan tubos y los carros cisterna lleguen a los hospitales de diferentes ciudades.
Al punto de que el sistema de salud pública declaró un inminente "estado de desastre" si no se reponen las dotaciones a los hospitales.
"Repercutirá en el fallecimiento de personas y afectación de núcleos familiares, así como personal salubrista", señala la nota dirigida al gobierno el viernes.
El comunicado, difundido por medios locales, la entidad administrativa (Caja Nacional de Salud) señala que si persiste el retraso en la distribución de oxígeno “ya no se contará en horas, sino en vidas”.
El drama de los bebés
Tres o cuatro minutos pueden ser suficientes para que un bebé con nacimiento prematuro pueda sufrir alguna consecuencia a nivel cerebral si no recibe la oxigenación necesaria.
Así lo explicó a BBC Mundo Yuri Pérez, director del Hospital de la Mujer de La Paz.
"Tenemos niños que nacen prematuramente y son dependientes de oxígeno. Ante lo que pasa en el país las cisternas no han logrado pasar y advertimos que el riesgo es grande por la muerte que puedan tener estos pequeños", indica.
El médico indica que el centro de salud logró la ayuda de padres e instituciones que enviaron tubos para mantener las incubadoras funcionando un par de días más, pero reconoce que todo depende de que se reponga la distribución regular.
"Sería una tragedia muy grande. Trabajamos de día y de noche para mantener todo funcionando, pero sin el oxígeno los niños no recibirán la ventilación necesaria para vivir", lamenta.
El entrevistado señala que el personal médico junto a los padres se encuentran en una búsqueda desesperada de cualquier insumo adicional de ese elemento.
"Nosotros estamos en un momento de impotencia, imagínese cómo están los padres (de los bebés)", relata.
Después del llamado de emergencia que realizó el Hospital de la Mujer el viernes en la noche, el gobierno aseguró que hará llegar tubos para evitar la muerte de los niños.
La crisis política
La emergencia sanitaria llegó a Bolivia en una coyuntura política de polarización e incertidumbre.
Con la sorpresiva renuncia de Evo Morales a la presidencia en noviembre de 2019, tras semanas de protestas y denuncias de fraude electoral, el gobierno transitorio se comprometió a llamar a elecciones lo más pronto que se pueda.
Los comicios fueron programados primero para el 3 de mayo, se intentó convocarlos para principios de agosto, luego para el 6 de septiembre y ahora están fijados para el 18 de octubre, por decisión del Tribunal Supremo Electoral boliviano
El mayor motivo de las repetidas suspensiones fue la pandemia y el temor a que se multipliquen los contagios, sin embargo esto provocó molestia entre sindicatos obreros, campesinos e indígenas que reclaman una elección pronta y decidieron volver a las calles.
Acusan al gobierno de Áñez de pretender quedarse en el poder todo lo posible.
"Antes tampoco había oxígeno. Ahora nos acusan de que no llega por los bloqueos, pero la verdad es que el gobierno golpista no nos hacía llegar ni una aspirina", afirma Juana Quispe, diputada del partido que todavía lidera Evo Morales.
La congresista señala que la escasez del elemento y de medicinas que sufre Bolivia no está relacionada con las protestas que se producen en al menos sesenta puntos del país.
"Es por el gobierno que no tiene capacidad", insiste la autoridad en conversación con BBC Mundo.
Las movilizaciones en Bolivia retornaron a finales de julio y los manifestantes aseguran que seguirán en las calles pese al riesgo de contagiarse de covid-19.
Y desde Buenos Aires, Evo Morales alienta "a los movimientos sociales que luchan por la democracia" culpando a la presidenta de la falta de oxígeno y medicamentos.
Por su parte, Áñez, quien es candidata presidencial y mandataria interina a la vez, acusó varias veces a su predecesor por la crisis sanitaria.
En Bolivia se hace cada día más difícil separar una discusión sobre su crisis de salud de las posiciones partidarias enfrentadas.
Es un país que rompe sus récords de contagios confirmados casi a diario, pero que parece concentrarse cada vez más en la batalla política.
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