Juan Ramón Quintana era hasta hace poco más de dos semanas parte del “ala dura” del gobierno de Evo Morales. Ahora, las nuevas autoridades bolivianas lo buscan por sedición y terrorismo.
La Fiscalía General del Estado emitió el lunes una orden de aprehensión contra Quintana, exministro de la Presidencia, acusado también de financiación al terrorismo e instigación pública a delinquir.
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El gobierno interino cree que Quintana, quien regresó a principios de año al gobierno tras pasar algo menos de dos años como embajador en Cuba, se refugió en la embajada de México en La Paz.
Arturo Murillo, el actual ministro de Gobierno (Interior), lo señala como el responsable del “proceso de insurrección” que, según él son las protestas de simpatizantes de Morales contra el gobierno interino.
La orden de detención contra Quintana llegó precedida de unas polémicas declaraciones de Murillo, quien apenas asumió el cargo el 13 de noviembre anunció “la cacería de Juan Ramón Quintana”.
“¿Por qué es cacería? Porque es un animal que está matando gente”, dijo Murillo.
Murillo, quien firma la denuncia contra Quintana, acusa al exministro de agitar los ánimos en contra del gobierno interino que encabeza Jeanine Áñez en tanto se convocan nuevas elecciones.
Al menos 30 personas han muerto en las protestas. El Movimiento al Socialismo (MAS) de Morales, sin embargo, acusa al gobierno de causar la violencia y de dirigirla contra sus seguidores.
Un exmilitar de “línea dura”
A punto de cumplir 59 años, Quintana es un exmilitar que estudió Sociología y Filosofía antes de renunciar al Ejército en 1997 e incorporarse a la política.
Llegó al rango de mayor y asistió a la polémica Escuela de las Américas, un centro de entrenamiento para militares latinoamericanos creado por Estados Unidos al que sus críticos acusan de enseñar técnicas que violan los derechos humanos.
Su presencia en el gobierno no siempre fue cómoda para el MAS. En 2008, se le vinculó con el traslado de 33 camiones con mercadería de contrabando hacia la frontera con Brasil, aunque la mayoría oficialista de la comisión legislativa que investigó el caso lo declaró exonerado de culpa.
Más recientemente, miembros del partido destacaron la "línea dura" de Quintana y su capacidad de coordinación.
Después de que 2018 se comprobara un mal año para el gobierno de Morales, que perdió el referéndum para reformar la Constitución y poder postularse a un cuarto mandato, el presidente rescató a Quintana de su puesto como embajador en Cuba.
En teoría llegó para dirigir la campaña electoral de este año, con la que Morales fue a su tercera reelección.
Las elecciones, sin embargo, marcadas por las denuncias de fraude de la oposición y las dudas arrojadas por la OEA, derivaron en una situación de enorme inestabilidad que llevó a la renuncia de Morales tras la "sugerencia" del estamento militar y el amotinamiento de la policía.
"(Quintana) No solo es un ministro técnico también es político, ideólogo, será fundamental su participación en (este) año electoral", decía sobre Quintana en enero el entonces viceministro de Interculturalidad de Bolivia, Rodolfo Machaca. "Tenemos que reconocer su trabajo. En cancha se ve quiénes juegan".
“Un Vietnam”
Las acusaciones de Murillo a Quintana se basan en una entrevista que dio a finales de octubre al medio de comunicación ruso Sputnik.
En ella, Quintana, que aún era ministro, dijo: “Bolivia se va a convertir en un gran campo de batalla, un Vietnam moderno porque aquí las organizaciones sociales han encontrado un horizonte para reafirmar su autonomía, soberanía, identidad”.
Para Quintana, este era el escenario que iba a generar de la confrontación de las fortalezas del gobierno boliviano y los métodos de desestabilización de Estados Unidos.
“Va a ser una dura batalla, una batalla campal frente a la virulencia mentirosa de los medios, las redes. Es una guerra de dimensiones muy complejas, desconocidas, que nos va a exigir muchísimo agudizar el pensamiento, la estrategia de autodefensa de este proyecto”, afirmó.
El 22 de noviembre, cuando presentó la querella contra Quintana, Murillo esgrimió esta entrevista como evidencia en declaraciones ante la prensa: "Las pruebas son claras, las hemos presentado. Juan Ramón Quintana que dijo que iba a convertir a Bolivia en un Vietnam, lo está tratando de hacer".
Aquel día también presentó querellas contra Morales y al líder cocalero Faustino Yucra, a quienes también acusa de sedición y terrorismo porque “instigan, planifican y ordenan a que persistan los bloqueos”, según dijo Murillo en un comunicado del Ministerio de Gobierno.
Ese mismo día, Morales se quejó en Twitter de que la Fiscalía investigue a los "movimientos sociales que luchan por la vida y la democracia" y la acusó de utilizar "montajes, pruebas sembradas y grabaciones manipuladas".
Tras la orden de aprensión contra Quintana, el exmandatario tuiteó, aunque sin mencionar a nadie en específico: “La minoría fascista de Bolivia judicializa a nuestros líderes más destacados porque electoralmente saben que están derrotados”.