Redacción EC

Quito. César Viteri, que se define como un ecuatoriano que quiere apoyar a la lucha, encontró un oficio altruista en medio de las manifestaciones en Quito: Confecciona a mano máscaras antigases con botellas de agua recicladas, un poco de vinagre, cinta adhesiva y bronca contra las medidas económicas aplicadas por el Gobierno de .

“Estamos acolitando (apoyando) aquí, haciendo unas máscaras antigás para los manifestantes”, aseguró a Efe durante su permanencia en las afueras de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, donde se ha concentrado el grueso de una movilización indígena que exige la derogación del incremento del precio de las gasolinas.

Su materia prima son pomas o botellas de agua, de aquellas con capacidad para cuatro litros, que las recibe de jóvenes que las recogen en la calle, tiendas de alimento y en la basura para entregárselas en el sitio que ha improvisado como taller, en un espacio del jardín que rodea el edificio de la Casa de la Cultura.

Al recipiente se le recorta con una cuchilla una parte lateral, pero “conservando la tapa”, del tamaño para que entre la cara del usuario, relató.Luego le coloca un pedazo de cinta adhesiva en el lugar donde ha quedado la tapa y se coloca un poco de vinagre, que sirve de filtro para los gases lacrimógenos.

Además, se le pone una tira de tela o plástico que se ajusta a la medida de la cabeza del manifestante, contó Viteri que, a momentos, también se coloca un pañuelo para ocultar su rostro.

En los últimos días de protestas en Quito “hemos hecho como unas 200” máscaras artesanales y la producción depende de la forma en que “nos proveen el material”, añadió.

“Claro que funciona” y sirve para “que proteja el rostro”, agregó para luego perderse entre la muchedumbre.

La gente lo busca y algunos le llevan las botellas vacías de agua para que él las diseñe.

Esta es una de las estampas curiosas que también ha dejado el duro enfrentamiento entre manifestantes y policías que se han sucedido desde hace una semana en Ecuador, cuyo eje son las decisiones económicas del Gobierno, como la eliminación del subsidio al precio de los combustibles y otras reformas laborales y tributarias ligadas a un acuerdo crediticio con el FMI.

La inventiva de los huelguistas ha aparecido para hacer frente al abundante gas lacrimógeno que han usado los policías antidisturbios, también ataviados con elementos de protección y sofisticadas máscaras antigás.

Ellos también han debido sufrir el rigor de las protestas y las autoridades anunciaron el miércoles, al evaluar esa jornada, que eran 86 los efectivos de la Policía que habían resultado heridos en los enfrentamientos.Y aunque también se han producido imágenes de alta solidaridad, como cuando manifestantes y gendarmes han podido compartir agua y comida, la tónica ha sido de choques violentos.

La Defensoría del Pueblo confirmó este jueves el fallecimiento de un manifestante en las protestas del miércoles, por un trauma cráneoencefálico.

Con ello, según la Defensoría, asciende a cinco el número de fallecidos relacionados con las protestas, pues el fin de semana un hombre fue atropellado por un vehículo que supuestamente huía de una manifestación en el sur del país, mientras que otras tres personas aparentemente “cayeron” de un puente en Quito.

Las autoridades hablan ya de más de 700 detenidos y en las últimas horas se ha reportado una brutal agresión a un periodista de un canal de televisión.

Las manifestaciones estallaron el jueves de la semana pasada cuando se eliminó el subsidio a los combustibles, que estuvieron en vigor durante cuatro décadas.

En la mañana de ayer, los indígenas protagonizaron una multitudinaria marcha pacífica hacia el casco colonial de Quito para exigir que se retire el decreto que eliminó los subsidios, pero en la zona también hubo enfrentamientos de otros manifestantes con la Policía.

Fuente: EFE