En febrero del año pasado, Nayib Bukelehizo historia al ganar la Presidencia de El Salvador, acabando así con 30 años de hegemonía de los partidos Frente Farabundo Martí para La Liberación Nacional (FMLN) y Alianza Republicana Nacionalista (Arena). Y este domingo, el mandatario de 38 años volvió a llamar la atención tanto dentro como fuera de su país, al irrumpir en la Asamblea Legislativa rodeado de militares fuertemente armados.
¿Cuál fue su propósito? Bukele buscaba presionar a los diputados para que le aprobaran un préstamo de 109 millones de dólares para enfrentar a las pandillas.
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Además de los militares, el presidente también había convocado a sus partidarios para rodear el Parlamento, tras advertir a los diputados que los ciudadanos tienen derecho a la “insurrección” si no atienden su petición.
Bukele buscaba que el Congreso lleve adelante una sesión extraordinaria el domingo para votar la aprobación del préstamo otorgado por el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) en octubre pasado. Pero ello no sucedió.
“Démosle una semana a estos sinvergüenzas. Los convocamos de nuevo si no aprueban el plan. Y si no, yo no me voy a poner entre el pueblo y el artículo 87 de la Constitución. Quedará en sus manos”, amenazó Bukele desde una tarima instalada en la entrada del Congreso, tras salir del Parlamento.
De la izquierda a la derecha
Nayib Bukele dio la sorpresa en las elecciones del año pasado al imponerse en primera vuelta con el 53% de los votos.
Bukele, que fue alcalde de San Salvador con el FMLN, ganó los comicios encabezando el partido de derecha Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA), una escisión de ARENA.
Nacido el 24 de julio de 1981 en una familia de origen palestino, Nayib Bukele buscó en campaña marcar distancia de los partidos tradicionales. Solía vestir una chaqueta de cuero, jeans y lentes de sol y empleó de manera intensa las redes sociales para apuntalar su mensaje, especialmente entre los más jóvenes.
Bukele comenzó a estudiar derecho en la Universidad Centroamericana (UCA), pero no terminó la carrera. En lugar de ello, se puso al frente de la empresa de publicidad de su padre Armando.
En 1999, desde la agencia de publicidad de su padre, trabajó en la campaña presidencial del FMLN.
En el 2012, ganó la alcaldía de Nuevo Cuscatlán, un municipio de 10.000 habitantes vecino a la capital, por el FMLN. Tres años después, le arrebató a la derecha la alcaldía de San Salvador.
Sus mayores obras fueron convertir la iluminación de la ciudad con tecnología LED y la recuperación y remodelación de tres emblemáticas plazas del centro histórico.
Como alcalde de San Salvador, encandiló a los jóvenes con acciones como proyectarles en la emblemática plaza El Salvador del Mundo episodios de la serie Dragon Ball, participó en competencias de paintball y subió a juegos mecánicos extremos en las fiestas patronales de la ciudad.
Pese a su discursos anticorrupción investigaciones periodísticas destaparon anomalías en adjudicaciones de contratos durante su gestión. Además, nombró a familiares en puestos clave de la municipalidad.
En el 2017, Bukele fue expulsado del FMLN por un altercado con una concejal.
El conflicto fue con Xochilt Marchelli, lideresa de una comuna de San Salvador por el FMLN, y que acabó en los tribunales. Marchelli acusó a Bukele de lanzarle una manzana y llamarla “bruja” durante una sesión del concejo municipal. Bukele lo negó.
Tras ello, fundó su movimiento Nuevas Ideas, pero este no pudo ser inscrito ante las entidades electorales.
Así, un año después lanzó su candidatura a la Presidencia de El Salvador por el partido conservador GANA, creado en el 2010.
Durante la campaña, apeló a frases cortas para exigir a la derecha que “devuelva lo robado”. También solía decir que “el dinero alcanza cuando nadie roba”. Ello le generó empatía con los jóvenes, con quienes se mantenía conectado vía redes sociales, y sus propuestas las presentaba por Facebook Live.
"GANA es una creación del expresidente (Antonio) Saca (condenado a diez años de cárcel por desvío y lavado de millones de fondos públicos durante su gobierno) y de alguna de la gente más corrupta de la política”, le dijo a BBC Mundo el empresario Rafael Castellanos.
Castellanos cree difícil encasillar a Bukele como alguien de izquierda o derecha, pero él lo define como “un populista clásico que apela a los sentimientos en contra, aprovecha los movimientos viscerales de la gente descontenta”.