Familiares y amigos de los hermanos Josué e Ismael Arroyo, de 14 y 15 años respectivamente, dos de los cuatro menores que desaparecieron durante un operativo militar mientras jugaban al fútbol, ​​cargan uno de los ataúdes durante su entierro en el cementerio Ángel María Canals en Guayaquil, Ecuador, el 1 de enero de 2025.
Familiares y amigos de los hermanos Josué e Ismael Arroyo, de 14 y 15 años respectivamente, dos de los cuatro menores que desaparecieron durante un operativo militar mientras jugaban al fútbol, ​​cargan uno de los ataúdes durante su entierro en el cementerio Ángel María Canals en Guayaquil, Ecuador, el 1 de enero de 2025.
/ MARCOS PIN
Agencia AFP

Los cuatro adolescentes aprehendidos por soldados y encontrados muertos cerca de una base militar fueron sepultados el miércoles en el puerto de Guayaquil, en medio de la indignación por el hecho que “enluta” al país, según el gobierno.

Las familias de los menores, entre ellos dos hermanos, los velaron en sus modestos hogares en el populoso sector de Las Malvinas, en el sur guayaquileño y donde fueron detenidos por una patrulla militar el 8 de diciembre por un supuesto robo, desapareciendo desde entonces.

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Luis Arroyo, padre de Josué e Ismael Arroyo, de 14 y 15 años respectivamente, dos de los cuatro menores que desaparecieron durante un operativo militar mientras jugaban al fútbol, ​​llora durante su entierro.
Luis Arroyo, padre de Josué e Ismael Arroyo, de 14 y 15 años respectivamente, dos de los cuatro menores que desaparecieron durante un operativo militar mientras jugaban al fútbol, ​​llora durante su entierro.
/ MARCOS PIN

La Fiscalía informó el martes que los cadáveres hallados el 24 de diciembre cerca de una instalación de la Fuerza Aérea en la localidad de Taura, a una hora de Guayaquil, correspondían a los adolescentes aprehendidos por 16 uniformados, que están en prisión acusados en principio del delito de desaparición forzada, castigado con hasta 26 años de cárcel.

Varios cientos de personas asistieron a los velatorios de Saúl Arboleda, Steven Medina y los hermanos Josué e Ismael Arroyo (de entre 11 y 15 años) en sus viviendas, de donde salieron para jugar fútbol el día que desaparecieron, de acuerdo con sus allegados.

Algunos jóvenes lloraron alrededor de los féretros de Josué e Ismael, colocados juntos y sobre los cuales fueron extendidas camisetas de sus clubes de balompié, constató la AFP.

La Fiscalía reveló el martes la identificación de los cuerpos encontrados incinerados, poco después de que se ordenara la prisión preventiva por 90 días para los 16 militares investigados por desaparición forzada por parte de un juez civil de Guayaquil, una de las principales ciudades golpeadas por la violencia del narcotráfico y donde el gobierno mantiene desplegadas en las calles a las Fuerzas Armadas.

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Compañeros de fútbol de Ismael Arroyo, de 15 años, lloran alrededor de su ataúd durante su velorio y el de su hermano Josué, de 14 años, dos de los cuatro menores que habían estado desaparecidos durante tres semanas desde que desaparecieron durante un operativo militar mientras jugaban al fútbol, ​​en Guayaquil, Ecuador, el 1 de enero de 2025.
Compañeros de fútbol de Ismael Arroyo, de 15 años, lloran alrededor de su ataúd durante su velorio y el de su hermano Josué, de 14 años, dos de los cuatro menores que habían estado desaparecidos durante tres semanas desde que desaparecieron durante un operativo militar mientras jugaban al fútbol, ​​en Guayaquil, Ecuador, el 1 de enero de 2025.
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El hecho enluta a todo el país, dijo a nombre del gobierno el ministerio de Defensa el martes en un comunicado, añadiendo que “reafirmamos nuestro compromiso con la verdad, para que este caso sea llevado con total transparencia hasta dar con los responsables de este asesinato”.

Antes de ser llevados en caravana hasta un cementerio para su sepultura, los cuerpos fueron trasladados a una casa comunal para ser despedidos por pobladores.

El caso “ha conmocionado a la sociedad ecuatoriana en su búsqueda de paz, verdad y justicia”, señaló el miércoles el municipio de Quito, que declaró tres días de luto institucional, al igual que el opositor Congreso.

La justicia deberá determinar si se trata de una ejecución extrajudicial o de un asesinato masivo por parte del crimen organizado ante versiones de que la “mafia” secuestró a los menores luego de la supuesta liberación de parte de los militares.

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