El duro revés en las elecciones primarias de Argentina (PASO) expuso las fuertes diferencias que existen en el bloque peronista Frente de Todos. Aún resuena la carta pública donde la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner le reclama a su compañero de fórmula, el presidente Alberto Fernández, “que honre la voluntad del pueblo argentino”.
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Aunque en los últimos días parece haberse pactado una tregua, la tensa calma podría terminar este nuevo domingo electoral. Las Legislativas asoman como un parteaguas para la actual gestión. Además de servir para renovar las cámaras de diputados y senadores, diversos analistas y periodistas consideran que en estos comicios está en juego la gobernabilidad del país.
“Esta elección puede convertir al presidente en un pato cojo. Es decir, marcar el principio del fin de su mandato, debilitándolo, reduciendo sus esperanzas de reelección”, refiere Hugo Alconada Mon, prosecretario de redacción del diario “La Nación”.
En efecto, el oficialismo arriesga parte importante de su poder en las urnas. De repetirse los resultados de las PASO, donde el grupo opositor Juntos por el Cambio (del ex presidente Mauricio Macri) obtuvo una ventaja de casi diez puntos a nivel nacional, el bloque peronista perdería la mayoría absoluta en el Senado y dejaría de ser la bancada más numerosa en Diputados.
Este hecho reconfiguraría el equilibrio de fuerzas en el Parlamento y obligaría al Gobierno a negociar sus proyectos de ley. “Que el peronismo pierda el control del Senado sería histórico, siempre lo tuvo”, refiere la analista Lara Goyburu, miembro de RedPolitólogas, a El Comercio.
En este escenario adverso, el Gobierno puso el foco de la batalla en la provincia de Buenos Aires, el principal distrito electoral del país (37% del padrón nacional) y habitualmente considerado el bastión del kirchnerismo. Fue ahí donde Alberto y Cristina cerraron su campaña el último jueves. “Si el Frente de Todos no alcanza su piso histórico de 30 puntos en este distrito se abre una gran incógnita sobre lo que pasará con la gobernabilidad en los próximos dos años”, dice Goyburu.
En este juego también importan las formas. Roberto Starke, de Infomedia Consulting, indica que si para el oficialismo los números son similares o peores a los de septiembre la división interna se profundizará. “El sector kirchnerista, más radicalizado y encabezado por Cristina, retrocedería y se convertiría en socio minoritario de esta gestión”, precisa a este Diario.
La economía, ese dolor de cabeza constante
De acuerdo al reciente informe de la consultora M&F, el 56% de la población coloca a la economía como su principal preocupación. Precisamente, en la víspera electoral, el dólar paralelo alcanzó un pico histórico de 210 pesos y se conoció que la inflación ya superó el 40% en lo que va del año. A ello se suma el dato que cuatro de cada diez argentinos vive bajo la línea de pobreza.
“Lo que pesa a la hora de votar es la grave situación económica de las familias. La sociedad demanda una solución a la grave crisis y las propuestas políticas no parecen encontrar soluciones concretas”, refiere Goyburu.
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Tras las Primarias, el Gobierno dictó una serie de medidas económicas como el congelamiento de precios en productos básicos, aumento del salario mínimo, modificaciones tributarias y partidas de créditos. Sin embargo, para los analistas esta batería de disposiciones no alcanzaría para revertir los resultados de septiembre.
“La imagen presidencial está desgastada. Su liderazgo está devaluado y eso repercute en la coalición oficialista”, menciona Starke.
En la vereda del frente, la oposición también se juega un partido importante. Esta elección podría perfilar candidaturas con miras a los comicios presidenciales del 2023. “En la interna de Juntos por el Cambio se definirá si en estos dos años van a liderar los moderados o los más duros”, refiere Goyburu.
La irrupción de Javier Milei, candidato liberal a diputado en Ciudad de Buenos Aires por Avanza Libertad, abrió una tercera vía por derecha. Algunas proyecciones estiman que el domingo podría acercarse a un considerable 20%. Muchos ojos estarán puestos en su performance. “A través de un discurso agresivo canaliza gran parte del disgusto con la dirigencia política. Sus seguidores hacen una especie de catarsis”, menciona Starke.
Tan importante como lo que ocurra este domingo, serán las palabras y posturas del día siguiente. En diversos sectores dirigenciales se habla de la relevancia del 15N. Los analistas no descartan algunas medidas más duras en términos económicos, pero consideran que lo primordial será mostrar señales de gobernabilidad. Aquellas que faltaron después de las PASO y las únicas que permitirían sobrellevar el barco en los dos últimos años de mandato.
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Entrevista Hugo Alconada Mon, prosecretario del diario “La Nación”
–¿Qué imagen del gobierno dejaron las PASO?
Un gobierno fracturado. Las primarias sirvieron como un reloj despertador para el gobierno, que comprendió que el fastidio social era mucho más elevado de lo que imaginaba.
–Javier Milei emergió como una nueva figura en el mapa político. ¿Hasta dónde podrá crecer?
Nadie lo sabe. No siempre el que genera mayor tracción en redes es el más votado. Lo cierto es que las encuestas no están logrando anticipar lo que realmente ocurre. Hay que ver si algunas figuras anti políticas, anti status quo, podrían salir posicionadas en estas elecciones.
–¿Qué podría ocurrir con una nueva derrota del oficialismo?
Si la oposición ganara por pocos votos significaría que se redujo la brecha respecto a las PASO. Podría llevar a que el kirchnerismo cobre esperanza. De ser un resultado adverso, podría haber un replanteo en el bloque, exigiéndole a Alberto Fernández a tomar medidas económicas que, aunque sean desagradables, hay que tomar.
Dato
En las elecciones primarias del 12 de septiembre el oficialismo perdió en 18 de los 24 distritos electorales.
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