Buenos Aires. La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, afirmó el viernes que va a opinar todas las veces que quiera, al responder al paso de las críticas que ha recibido por sus opiniones sobre la muerte del fiscal que la denunció como supuesta encubridora de los sospechosos iraníes del atentado a un centro judío de Buenos Aires.
"Nadie desde otro poder (del Estado) puede decirle a la presidenta que se calle, porque hablar voy a hablar todas las veces que quiera", dijo Fernández en un acto oficial al cuestionar expresiones provenientes de sectores del poder judicial que señalaron que no debería opinar sobre la muerte del fiscal Alberto Nisman, que ha conmocionado a los argentinos y generado una crisis institucional.
En un discurso pronunciado por cadena nacional desde la Casa de Gobierno, y tras anunciar un nuevo aumento para los jubilados, la presidenta afirmó que todos los argentinos son "iguales" y que "la libertad de expresión debe ser respetada" porque "no es sólo para los que critican, agravian o descalifican al gobierno, que tienen todo el derecho", sino también para quienes, dijo, "pensamos de otra manera".
"Es como si yo dijera que jueces y fiscales sólo deben hablar por sus sentencias o dictámenes, cuando habrán escuchado todos los días a jueces y fiscales hablar de lo que piensan y se les ocurre, y están en todos su derecho", agregó.
El presidente de la Asociación de Magistrados, Ricardo Recondo, criticó recientemente la actitud de Fernández y funcionarios de opinar sobre la muerte del fiscal y la investigación del hecho. "Deben respetar la investigación porque cualquier intromisión es muy perturbadora", dijo Recondo a la prensa al indicar que las opiniones vertidas por ellos pueden influir en el desarrollo del caso.
La justicia investiga si Nisman, de 51 años, fue asesinado, cometió un suicidio voluntario o fue víctima de un suicidio inducido. El cuerpo del fiscal fue hallado sin vida el 18 de enero en su departamento cuatro días después de denunciar a Fernández, el canciller Héctor Timerman y a allegados al gobierno, y horas antes de que estuviera prevista su comparecencia en el Congreso para dar más detalles de la acusación.
En sus mensajes públicos de los últimos días, la presidenta descalificó la denuncia que Nisman presentó ante un juez federal y afirmó que esa acusación y la muerte del fiscal forman parte de un plan para desestabilizar a su gobierno.
Apuntó a Antonio "Jaime" Stiusso, ex agente de inteligencia que tuvo un alto cargo en los servicios secretos y recientemente removido, como el que habría suministrado datos falsos a Nisman para fundamentar su acusación e insinuó que estaría además detrás de la muerte del fiscal.
En el acto oficial, Fernández volvió a cuestionar - esta vez sin mencionarlo- a Diego Lagomarsino, quien ha dicho públicamente que le entregó al fiscal la pistola con la que se efectuó el disparo que terminó con su vida.
La mandataria recordó groserías e insultos que dicho asesor informático de Nisman habría tuiteado en contra de ella en 2013. "Si estamos con estos niveles de agresión a mi persona, que estoy dispuesta a aceptar, no me van a mover un milímetro de lo que pienso", sostuvo.
Fernández, que luego de la muerte de Nisman primero insinuó que éste se había suicidado y luego que fue asesinado, ha cubierto con un manto de sospecha a Lagomarsino al señalar días atrás que el experto informático es un "ferviente opositor" del gobierno. Asimismo destacó la relación de "íntima confianza" que tuvo con el fiscal.
Lagomarsino ha declarado que Nisman le había pedido el arma para garantizar la seguridad de sus dos hijas y porque "ni siquiera confiaba" en sus guardaespaldas.
En su discurso, la presidenta también instó a los argentinos a no permitir que "nos traigan de afuera conflictos que no son nuestros". "No traigamos el drama de otras regiones remotas del mundo donde se matan, se torturan, no tiene que ver con nuestra realidad", sostuvo en referencia al terrorismo.
Fuente: AP