En el patio número dos de Centro Día, los albergues para la atención de habitantes de calle de Medellín, Fabián Levitt aguarda, ansioso, el momento de partir a su natal Argentina.
Tras 12 años de intensa búsqueda, su familia lo encontró por medio del sitio web www.personasperdidas.org.ar donde publicaron una foto de Fabián que vio el dueño de un bar en el barrio Buenos Aires de la capital antioqueña.
El hombre, también llamado Fabián, posibilitó el contacto. Brenda, desde Córdoba (Argentina), pudo hablar con su hermano en Medellín. Fue hace un mes y aún desborda emoción porque cree que su hija Ámbar fue quien estuvo al teléfono.
Levitt, de 40 años, estuvo más de una década ganándose la vida en los semáforos del Centro de Medellín como malabarista y limpiando vidrios de automóviles. Acepta que tomó malos caminos, pero asegura que hace seis meses recompuso su camino.
Luce afeitado, con el pelo corto y un poco más delgado, le contó a EL TIEMPO que espera le condonen una vieja cuenta con las autoridades colombianas por su ingreso ilegal al país.
Solo de esa manera se finiquitará la deportación y la posibilidad de ver de nuevo a su familia, pero sobre todo de estar, el 13 de noviembre, en el cumpleaños de Ámbar, su hija.
(Foto:Diana Sánchez / El Tiempo)
¿Cómo llegó a Colombia?
Me dedicaba a elaborar artesanías. Tocaba tambor, me gustaba la salsa y Totó la Momposina. Un día dije: vamos a conocer Colombia y viajé con varios amigos. En el año 2003 llegué al país por Tumaco. Llegaba de Las Palmas (Ecuador).
Me separé del grupo con el que viajé en Cali. Quedé retenido en un retén del Departamento Administrativo de Seguridad en Pereira. Me dejaron en libertad pero sin documentación. Sin pasaporte. Entonces, pasó el tiempo y por no tener cómo responder y renovar la documentación quedé sin chance de seguir viajando. No tenía dinero para pagar la multa.
¿Cuándo decidió quedarse?
Dio la casualidad que conocí gente y me dijeron que aquí podía vivir, que aquí había más oportunidad de vida para mantenerme. Viajé a Medellín y me gustó, me quedé. Pensaba en mi familia, pero estaba lejos. Tardé tres meses y medio en llegar a Colombia y regresar iba a ser difícil.
¿Qué le gustó de Medellín?
Con la gente interactué bien. Es muy parecido a Argentina. Me gustó la ciudad y el espíritu de la gente.
¿Qué hizo para ganarse la vida?
Me hice conocer por la gente. Hacía malabares y estuve varios años en el Centro de Medellín. La gente me conocía como el argentino de las piruetas. Además sé tocar percusión y hacer soldadura en plata.
¿Cuándo supo de su familia?
Recién hace un mes me comuniqué con mi familia. Tengo a mi padre, mi hermana y una hija que cumple 15 años el 13 de noviembre. Estoy ansioso de verla. Quiero estar de vuelta en la celebración. Me sueño estar con ellos.
¿Siente que está cerca el reencuentro?
Me angustio porque estoy enamorado de Colombia, pero quiero regresar. Claro que sería bonito que ellos vinieran algún día a este país.
¿Qué le falta para regresar?
Me dijeron que el plan de repatriación está aprobado y me perdonaron la deuda. Están tramitando para que las autoridades autoricen y me suban al avión de vuelta a Argentina. Iría de Medellín a Bogotá y allá me reciben con un asistente social, para luego viajar a mi país.