Bogotá. El juicio a la mujer acusada de ser la "proxeneta más grande" en Cartagena enviará el mensaje de que la colonial ciudad de Colombia no es un destino de turismo sexual, dijo el fiscal que lidera el caso.
Liliana del Carmen Campos Puello, más conocida como "La Madame" está tras las rejas en una prisión de Cartagena en espera de un juicio, acusada de dirigir una red internacional de tráfico sexual.
- La mujer niega las acusaciones -
Puello fue arrestada, junto con otros 14 colombianos y tres israelíes, durante una operación encubierta en julio en la que se identificaron alrededor de 250 víctimas, incluidos niños.
Las autoridades de Estados Unidos, que ayudaron con el rescate, han dicho que fue la mayor operación contra el tráfico de personas en la historia de Colombia.
El fiscal principal, Mario Gómez, dijo a la Fundación Thomson Reuters que confía en una condena, y espera que Puello reciba una dura sentencia de al menos 23 años.
"Ella tenía clientes de todo tipo, empresarios, políticos", dijo Gómez en su primera entrevista sobre el caso con los medios internacionales.
Dijo que el caso de alto perfil mostrará que el turismo sexual que "comercializa con los cuerpos de las mujeres" no es aceptable ni tolerado en el país.
No se ha fijado una fecha para el juicio, que incluirá pruebas como las imágenes tomadas de cámaras ocultas y teléfonos celulares, dijo Gómez, un fiscal estatal que investiga la violencia contra los niños.
Puello, de 44 años, está acusada de explotar a mujeres que supuestamente usó como "esclavas sexuales" como parte de un negocio sofisticado y lucrativo que involucraba a clientes locales y extranjeros, dijo Gómez.
Las mujeres fueron explotadas sexualmente durante fiestas en la playa, en yates de lujo y en casas alquiladas en Cartagena, que desde entonces han sido confiscadas por las autoridades, dijeron los fiscales.
Las mujeres también fueron llevadas a islas del Caribe, incluidas las Bahamas, dijo Gómez.
Puello ha dicho a los medios locales que el caso en su contra es un "circo", que las mujeres trabajaron voluntariamente como "acompañantes" pagadas y que no había niños involucrados.
Fuente: Reuters