Mañana Antonieta Mendoza pasará el cuarto Día de la Madre consecutivo con su hijo preso. Hace una semana, la progenitora del líder opositor venezolano, Leopoldo López, pudo verlo tras 35 días de aislamiento total y luego de que se difundiera la noticia de que había sido trasladado sin signos vitales a un hospital militar.
—Cuénteme más de ese momento, el reencuentro con Leopoldo...
Fue muy especial, muy emocionante. Me tranquilizó muchísimo. Imagínate, sin saber cómo estaba y con tantos rumores corriendo.
—¿Dónde estaba cuando se difundió el rumor del traslado de Leopoldo a un hospital militar?
En Caracas, me enteré entre las 8:15 y 8:30 de la noche. De inmediato me trasladé al Hospital Militar junto a Lilian [Tintori] para constatar que estuviera ahí. Nos dijeron que no, entonces fuimos a Ramo Verde, la prisión militar que está como a hora y media de Caracas. Pasamos la noche ahí y una de las cosas más duras de aquella experiencia fue que nunca recibimos información del director del penal. No nos dijo si Leopoldo estaba bien o no, si lo habían trasladado. Su responsabilidad era informarnos de cómo se encontraba, sobre todo en una situación como esa. Hemos pasado muchas noches frente al penal, pero aquella del miércoles 3 fue la más dura de todas.
—¿Qué pasa por la cabeza de una madre en momentos así?
Una gran ansiedad, algo que no le desearía a ninguna madre, esposa o hijo. Si Leopoldo no estuviera incomunicado, esto no sucedería. Cuando Hugo Chávez estuvo preso, después de un golpe militar en el que murieron más de 500 personas, las colas para visitarlo eran increíbles. Incluso hizo programas de TV desde la cárcel.
—¿Qué le dijo a su hijo al verlo?
No le dije nada… Le di un gran abrazo y lo más bello fue verlo con sus dos hijos: Manuela y Leopoldo Santiago. Verlos abrazados, sonriendo, fue un momento de muchísima emoción.
—¿Esta visita implica que el aislamiento se ha levantado?
No, hoy [miércoles] sus abogados debieron subir y no los han dejado entrar. Está aislado nuevamente, no sé qué pasará este fin de semana.
—¿Cómo logra mantener la entereza en esta situación?
Tiene mucho que ver con Leopoldo. La forma en la que se entregó y cómo la familia entendió su sacrificio por lograr la democracia y la libertad nos convirtió en guerreros. Cada vez que puedo hablar con él salgo más fortalecida. Es impresionante, él nos da las fuerzas pese a estar preso.
—Ahora Leopoldo es una figura reconocida en todos lados. ¿Cómo era antes, de pequeño por ejemplo?
Siempre fue muy curioso, creativo. Siempre se arriesgaba, era temerario, buscaba situaciones de peligro en su contexto infantil para superarlas. Era un gran deportista y siempre optaba por los deportes extremos.
—¿Como cuáles?
Fue un excelente nadador, tanto en el colegio como cuando estudió en EE.UU. De adulto, cada vez que había la carrera de natación para atravesar el río Orinoco él se echaba a competir. También le gustó mucho escalar, ha escalado las grandes montañas de América Latina. Desde pequeño mostró liderazgo, fue presidente de su clase, luego de su colegio. Llegó a Harvard y formó una asociación de alumnos venezolanos. Siempre se ha preocupado por los problemas sociales. Recuerdo el episodio del deslave [de Vargas, en 1999]…
—¿Qué pasó?
Era una situación muy complicada, prácticamente la costa venezolana desapareció. Leopoldo se levantaba a las 4 a.m. y se iba en una moto, con una cuerda, para ayudar y salvar a quienes estaban atrapados bajo las casas. Él tendría 23 o 24 años entonces.
—¿Siempre tuvo un perfil político?
Bueno, nuestra familia, tanto por el lado materno como por el paterno, siempre ha estado directamente involucrada en la política venezolana. Su bisabuelo estuvo preso durante la dictadura de Juan Vicente Gómez, él de pequeño escuchaba esas historias y dejó de tenerle terror a la cárcel. Siempre se hablaba de historia y problemas sociales y políticos en casa. Leopoldo lo tenía muy metido en su espíritu, en su corazón y sus intereses. Así me lo decía, que le interesaba ser servidor público. A los 28 años ya era alcalde, ya tiene como dos décadas en política.
—¿Y el gobierno actual la ha amenazado a usted o a su familia?
Nos amenazan todo el tiempo. Diosdado Cabello nos insulta, nos agrede y hostiga todo el tiempo en su programa televisivo “Con el mazo dando”.
—¿En algún momento le dijo a Leopoldo que cesara en la lucha?
Definitivamente, para una madre saber que su hijo corre el riesgo de estar encarcelado es una situación sumamente difícil y crítica, pero él estaba decidido a llevar su lucha adelante y sacrificar su vida con su mujer y sus hijos por esta causa.
—No habrá querido escuchar muchos consejos en ese momento...
Bueno, cuando estaba por entregarse públicamente yo le dije que lo pensara bien, que pensara en sus dos hijos. Me respondió que ni la clandestinidad ni el exilio eran alternativa para él, que sería prisionero de su alma. Eso lo ha mantenido por estos más de tres años en la cárcel, ni en el peor momento se ha arrepentido de ello.
—Tanto Lilian Tintori como usted se han convertido en personajes principales de la oposición.
Nos tocó esto. En mi familia vivimos otra situación muy difícil, mi esposo tiene dos años exiliado en España porque forma parte de una querella de Diosdado Cabello contra los medios. Él pertenece al consejo editorial de “El Nacional” y tiene orden de captura por parte de la dictadura, igual que otros 17 miembros de medios. Tengo a mi esposo en el exilio y a mi hijo preso, es una situación difícil. Pero aquí lo importante es que el venezolano ha cambiado, ha perdido el miedo, salió a las calles y sacaremos a este gobierno por la vía democrática.
—¿Siente que la libertad de su hijo está más cerca?
Es una pregunta que le he hecho a él. Su respuesta fue que nunca ha pensado en el momento en el que salga de la cárcel, si es mañana o pasado. Ese pensamiento nos lo ha transmitido, va a salir cuando deba salir. ¿Si estamos más cerca de lograr la libertad y la democracia? Te diría que sí, el régimen de Maduro está frágil.