El asesinato del fiscal Pecci desvela el poder del narcotráfico y el sicariato en Paraguay y América Latina

En esa misma playa de la isla Barú, en Colombia, el futuro padre caía desplomado tras recibir varios disparos desde unas motos acuáticas. Era el fiscal paraguayo Marcelo Pecci, que estaba a cargo de varias investigaciones vinculadas al narcotráfico y al crimen organizado.

Su asesinato ha causado conmoción en Paraguay, pero también en Colombia, que ya ha desplegado un equipo especial para investigar esta muerte de alto perfil, y que pone en evidencia el poder de los cárteles y las organizaciones delictivas en América Latina.

Las autoridades estadounidenses también se han plegado a las investigaciones, pues la DEA estaba muy involucrada en las pesquisas que realizaba el fiscal Pecci contra el tráfico de drogas.

Colombia ha ofrecido una recompensa de 490 mil dólares para quien brinde el paradero de los sospechosos.

En entrevista a la radio paraguaya Monumental, Juan Roberto Vargas, director de noticias de la cadena Colombia Caracol TV, reveló que hay más de 60 personas abocadas al esclarecimiento del hecho, tanto de Paraguay, Colombia y Estados Unidos. Al respecto, dijo que la Embajada de EE.UU. en Colombia encargó a cuatro de sus mejores hombres de la DEA en Bogotá para atender la causa.

El miércoles, un día después del crimen, las autoridades Paraguay no descartaron que Pecci hubiera sido seguido hasta ese país desde territorio paraguayo. “Pensamos que el seguimiento pudo iniciarse acá”, dijo el comandante de la Policía Nacional del Paraguay, Gilberto Fleitas.

La fiscal general de Paraguay, Sandra Quiñónez, tampoco descartó esa posibilidad. “Esto traspasa las fronteras paraguayas. Pudieron seguirlo desde acá. Se pudo haber hecho el trabajo de inteligencia desde acá y allá [en Colombia] consumaron el hecho”, dijo a un canal de televisión.

En shock

¿Por qué le temían al fiscal Pecci? ¿Qué casos estaba investigando y a quiénes para que decidieran matarlo?

“La forma en que actuaron, la forma en que lo ejecutaron, es propio de la mafia, entonces no puedo pensar otra cosa a menos de que se demuestre lo contrario”, dijo el martes con indignación el presidente de la Asociación de Agentes Fiscales de Paraguay, Augusto Salas.

“Se trata de un golpe muy importante y dramático para la institucionalidad del Ministerio Público. El fiscal Pecci era uno de los fiscales con mejor imagen, y siempre con un perfil de seriedad y profesionalidad”, comentó a El Comercio Camilo Filártiga Callizo, abogado, docente e investigador paraguayo.

“Lo que confirma este caso del fiscal Pecci es que el crimen organizado tiene esta estructura que excede completamente al ámbito local y nacional, y tiene que ser necesariamente enfrentado con una coordinación de fuerzas de distintos países. El ámbito local, por sí solo, no va a poder resolver absolutamente nada”, agrega.

¿Qué investigaba el fiscal Pecci?

Fuera de las fronteras paraguayas, Pecci se hizo conocido por ocuparse de casos mediáticos, como la detención del exfutbolista brasileño Ronaldinho, quien estuvo preso entre marzo y agosto del 2020 por ingresar a Paraguay con documentos falsos.

También investigó el tiroteo ocurrido en el festival de música Ja’umina, en enero pasado en la ciudad de San Bernardino, donde murió Marcos Ignacio Rojas, principal objetivo del atentado, y la modelo e ‘influencer’ Cristina ‘Vita’ Aranda, esposa del futbolista Iván Torres.

Como resalta el diario paraguayo “Última Hora”, los involucrados en este atentado formaban parte de una red de narcotráfico con nexos transnacionales y con tentáculos en Paraguay.

Pero, en los últimos meses, Pecci encabezó el megaoperativo A Ultranza Py, la mayor operación antidrogas realizada en el país, y que provocó la incautación de decenas de propiedades adquiridas mediante el blanqueo de capitales, y la detención de más de 30 sospechosos este año. Gracias a este operativo, la DEA coordinaba con Pecci, quien era muy bien considerado por el Departamento de Estado de Estados Unidos.

El crimen organizado en Paraguay

Filártiga Callizo explica a este Diario que la presencia del narcotráfico y el crimen organizado en Paraguay no es reciente y se remonta incluso a comienzos de los años 90. “En los últimos 30 años hemos tenido la presencia del crimen organizado y el narcotráfico en el país, pero era una presencia más focalizada en puntos de frontera, sobre todo en la frontera con Brasil. Pero desde hace unos años esta situación se ha hecho más visible en ámbitos más urbanos y en Asunción, donde hemos tenido casos recientes de sicariato”, detalla.

En una realidad que ya se ha vuelto común en América Latina, el crimen organizado y el narcotráfico se ha infiltrado en la cotidianeidad paraguaya, tanto en el financiamiento de campañas políticas como en el sistema financiero nacional.

“El crimen organizado está presente en prácticamente todos los ámbitos de la vida nacional, se ha comprobado que hay dinero producto del crimen organizado circulando en los bancos. Es una preocupación, sobre todo entendiendo la debilidad estructural del Estado paraguayo para combatir este flagelo”, añade Filártiga Callizo.

Sin duda el asesinato del fiscal Pecci pone el dedo en la llaga de un problema que no es ajeno: la difícil y longeva lucha contra las redes del narcotráfico y las consecuencias fatales de querer desbaratarlas.