“Prefiero una tumba en Colombia antes que una celda en Estados Unidos”, solía decir Pablo Emilio Escobar Gaviria, exlíder del Cartel de Medellín. Y su deseo lo cumplió. El narcotraficante más temido de todos los tiempos mandó a construir su propia prisión, llamado La Catedral, en donde llevaba una vida privilegiada, tenía visitas de reinas de belleza y desde ahí operaba sus actos delictivos.
La Catedral no era una prisión cualquiera. Esta cárcel, que fue construida por el propio Escobar, contaba con canchas de fútbol, bar, salas de billar, gimnasio, zona de juegos y de parrilla y, sobre todo, predominaban las orgías. Su cuarto tenía los mismos lujos que podía poseer una suite en el hotel más caro de Colombia de aquellos tiempos.
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De acuerdo a Infobae, la habitación del jefe del Cartel de Medellín contaba con una chimenea, una nevera repleta de comida y tragos a su disposición. Habían velas de diferentes colores y aromas. Su colchón estaba cubierto por frazadas y cobijas de primera línea.
Lo más curioso de ello es que su “celda”— si así se le puede llamar— no tenía rejas ni tampoco cemento húmedo. La decoración estuvo a cargo de su esposa Victoria Eugenia Henao, así lo precisa el portal mencionado, quien le puso el toque romántico.
Diversas personalidades del deporte, entre ellos el exfutbolista René Higuita, y cinco reinas de belleza visitaron La Catedral, ubicado en la ciudad de Evigado, Antioquía, y era difícil el acceso al lugar. Su “encarcelamiento” se produjo el 19 de junio de 1991.
Mientras que los colombianos pensaban que la paz había vuelto al verlo recluido en una cárcel de máxima seguridad, como así lo engañaron al presidente César Gaviria, la realidad era que el jefe del Cartel de Medellín seguía operando sus actos delictivos.
No se entregó solo
Pablo Escobar, quien llegó en helicóptero a La Catedral, se fue a prisión junto a su gente de confianza: Otoniel González (Otto), Carlos Aguilar (Mugre), John Jairo Velásquez (Popeye), Valentín de J. Taborda, Roberto Escobar (Osito), Gustavo González (Tavo), Jorge Eduardo Avendaño (Tato) y Johnny Rivera (El Palomo), José Fernando Ospina (El Mago), John Jairo Betancur (Icopor), Carlos Díaz (La Garra) y Alfonso León Puerta (El Angelito), según Infobae.
Su esposa lo descubrió
Victoria Eugenia subía frecuentemente a La Catedral y en una de sus visitas encontró cartas de amor de otras mujeres de diferentes países quienes le escribían a su esposo. Le mandaban fotos desnudas, declaraciones de amor y orgías a cambios de dinero o propiedades.
“Mi sorpresa fue mayor cuando leí cartas escandalosas de mujeres que recordaban con todo tipo de detalles los recientes encuentros íntimos con él y lo invitaban a repetirlos cuantas veces quisiera; otras escribían textos floridos en los que soñaban con otra noche de pasión en La Catedral. Fue espantoso. Recuerdo que lo esperé y le hice una escena en la que le reproché la falta de respeto y el hecho de que no reconociera mi entrega y sacrificio por estar siempre con él”, reveló la propia Henao en su libro “Mi vida y mi cárcel con Pablo Escobar”.
Adiós a los lujos y otra vez a esconderse
Un 22 de julio de 1992, luego de permanecer un año recluido en su propia cárcel, Pablo Escobar escapó de La Catedral. El exlíder del Cartel de Medellín se fugó junto a 14 de sus hombres y se convirtió, una vez más, en el más buscado de todo Colombia. Le dijo adiós a las visitas de reinas de bellezas y orgías en dicha prisión.
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