Thalía Cadenas

Los tres periodistas peruanos y el fotógrafo argentino que fueron retenidos por más de treinta horas en el aeropuerto internacional de Maiquetía, el más importante de Venezuela, llegaron a Lima la noche del miércoles. 

Los hombres de prensa que pasaron este mal momento en las instalaciones del aeródromo venezolano son el reportero de Televisa Ricardo Burgos, el camarógrafo Leónidas Chávez, el editor Armando Muñoz y el fotógrafo argentino Rodrigo Abd.

El Comercio conversó con Ricardo Burgos. Estas son sus declaraciones:

— ¿Cómo empezó esta tensa situación?

Tradicionalmente la corresponsalía de Perú se moviliza por territorio venezolano. Esta vez se nos pidió cubrir la Toma de Venezuela para los noticieros de Televisa. Hicimos nuestras gestiones logísticas de rutina, ingresamos a la zona de Migración, nos atendieron, nos preguntaron a qué íbamos y cuánto tiempo nos quedaríamos, a lo que respondimos que máximo cuatro días, nosotros consultamos el tiempo que nos permitían de quedarnos y nos respondieron que tres meses.

Luego de pasar por los controles de Migración fuimos a recoger nuestros equipos, fue en ese momento que se nos acercaron agentes de forma hostil, nos preguntaron si éramos periodistas y a qué íbamos. Nos decomisaron los pasaportes—recién nos los entregaron hoy al subir al avión—e impidieron que saquemos nuestro equipaje.

— ¿Cuánto tiempo permanecieron en el aeropuerto?

Primero estuvimos en la zona del recojo de equipajes por cuatro horas, durante este tiempo los agentes venezolanos hacían consultas, revisaban una y otra vez nuestros pasaporte. Finalmente emitieron una resolución en la que nos declaraban “inadmisibles”. Para ser específico, se acogían al artículo 17 – N°4 de la nueva ley de extranjería que indica que ningún periodista que llegue a Venezuela a cubrir información podrá quedarse en el país, si no ha cumplido antes con sus trámites de acreditación.

Pese a que explicamos que formábamos parte de la comunidad de Unasur y que nunca se había producido un hecho de este tipo en las veces que habíamos ido a realizar reportajes a Venezuela, nos amenazaron de una forma matonesca.  Nos dijeron que nos iban a quitar los equipos. Tengo que aclarar que en ningún momento fuimos agredidos. Pero sí hubo un maltrato evidente.

Nos depositaron en una sala de espera por el lapso de 30 horas, la alimentación fue bastante deficiente, solo comimos unas arepas y dormimos en el suelo. Todo esto bajo vigilancia de las autoridades.

— ¿Qué sentiste en esos momentos?

Me sentí mortificado porque en el intento de querer ejercer mi trabajo me acerqué a los agentes de migración y le dije que era una vergüenza que en Venezuela ocurriera ese hecho con periodistas de la prensa internacional.

No cumplí con la misión que tenía, de informar sobre las cosas que importan, de darles voz a los venezolanos; sin embargo, en esas condiciones adversas he cumplido con informar desde el interior del aeropuerto.

— ¿Qué rescatas de esta experiencia?

Hubo una respuesta muy solidaria desde los sindicatos de periodistas de México,  de organizaciones internacionales, desde Perú hubo mucho apoyo también, y nos sorprendió la movida en las redes sociales, la presión mediática sirvió para que se acortara nuestro periodo de permanencia en aquella sala de espera. Porque ni las gestiones diplomáticas lograron que nos pudiéramos quedar a cumplir con nuestro trabajo. El embajador Pedro López y cónsul Ricardo López me dijeron que habían hablado con la canciller [Delcy Rodríguez], ella quedó hacer las llamadas respectivas, pero era obvio que no tenía la intensión de que nos quedáramos.

Los venezolanos nos expresaron su apoyo, nos ayudaron, nos pidieron que no nos lleváramos una imagen negativa de su país, nos prestaron sus celulares para poder hacer nuestras transmisiones. 

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