Marchas, concentraciones, cierres de vías, saqueos a comercios y batallas campales entre civiles y policías y militares, las cuales han dejado, hasta ahora 37 muertos, cientos de heridos y más de un millar de detenidos. Desde hace más de un mes esa es la rutina en Venezuela y al parecer lo seguirá siendo por un rato más.
En cualquier otro país del mundo un escenario similar habría provocado la destitución o forzado la renuncia del mandatario, pero no en Venezuela. ¿Por qué? Porque los militares siguen estando junto a su comandante en jefe, a pesar de todo.
“La Fuerza Armada Nacional preserva su unidad monolítica, granítica, y ratifica su lealtad incondicional al señor presidente”, soltó el pasado 17 de abril el ministro de la Defensa, general en jefe Vladimir Padrino López, quien hace cinco días respaldó la iniciativa presidencial para cambiar la Constitución por considerarla “democrática y popular”.
“Los militares siguen estando con Maduro porque no tienen claro qué vendrá después”, asegura la presidenta de la organización Control Ciudadano para la Seguridad y la Fuerza Armada, Rocío San Miguel. Además, agrega: “Ni los militares chavistas ni los institucionales ven una alternativa de poder y por eso prefieren que se mantenga el statu quo”.
Además, señala que el chavismo ha hecho su trabajo a la hora de alinear a la institución con su proyecto. “Los incentivos a la lealtad, sean económicos, políticos o diplomáticos, son muy atractivos”, dice, al recordar que en los últimos seis años tanto Maduro como su antecesor Hugo Chávez nombraron más de mil generales y almirantes, más que los que tiene EE.UU., y muchos ocupan importantes cargos dentro y fuera del país.
Un tercio de los 32 ministerios están hoy a cargo de militares activos o en retiro, mientras que la mitad de las 20 gobernaciones del oficialismo está encabezada por uniformados.
—No defienden a Maduro—
El analista Luis Vicente León, presidente de la encuestadora Datanálisis, cree que el respaldo de los militares a Maduro no es en realidad por él.
“En sentido estricto los militares no deben intervenir en política, aunque fue [Hugo] Chávez quien los metió, por ello es comprensible que no digan nada ante los fallos del TSJ contra la Asamblea Nacional, porque ellos pueden afirmar que el TSJ es el último garante, aún cuando todos sepamos que está controlado por el Gobierno. Su respaldo no es porque defiendan al régimen de Maduro sino a ellos mismos, porque los militares cogobiernan con Maduro y están velando por sus privilegios”, enfatiza.
Padrino recibió el año pasado la tarea de garantizar el abastecimiento de alimentos y medicinas, lo cual dio vía libre para que los uniformados controlen el negocio de importación y distribución de esos productos. Asimismo, en el 2016 Maduro les abrió las puertas a los uniformados para participar en el negocio petrolero y minero al crear la Compañía Anónima Militar de la Industrias Mineras, Petrolíferas y de Gas (Camimpeg).
En similares términos se pronuncia San Miguel: “La Fuerza Armada Nacional (FAN) hoy es distinta a la de los años 70 o 90, no solo tiene más poder de fuego por las grandes inversiones en armas hechas en los últimos años, sino que además ha incursionado en áreas y sectores muy rentables en los que antes no estaba”.
La experta apunta que el chavismo ha sido eficaz al hacer purga en la institución y colocar en sus mandos máximos a simpatizantes del régimen.
—Menos respeto y más malestar—
Pese a reconocer que al colocar a los militares a ocuparse de funciones que no les son inherentes –la producción y distribución de alimentos o la explotación de recursos naturales– se ha comprado algunas conciencias en los cuarteles, por la facilidad de enriquecerse rápido, el mayor general (r) Cliver Alcalá niega que la institución esté totalmente alineada al gobierno.
“En la FAN, como en el país, hay un debate sobre lo que está ocurriendo […]. La FAN respeta a su comandante en jefe porque así lo ordena la Constitución y por respeto a la memoria del comandante Chávez, pero ese respeto se ha ido perdiendo debido a la mala gestión del gobierno y al malestar que hay en el país”, afirma quien fuera jefe de varias unidades del Ejército y edecán del fallecido Chávez.
Aunque los altos mandos aseguran que la FAN es chavista y que está al lado de Maduro, en las últimas semanas se han producido sucesos que lo ponen en duda y dan la razón a Alcalá. El líder opositor Henrique Capriles ha informado sobre la detención de 85 uniformados por expresar descontento con la ola de represión.
Estas capturas estuvieron precedidas por otras nueve anunciadas por el propio Maduro, quien varias veces ha denunciado que hay uniformados conspirando para derrocarlo. Señalamientos que cobraron fuerza a fines de abril, cuando tres tenientes que desertaron a Colombia difundieron un video en el que cuestionan la labor del mandatario y aseguran que hay malestar en las filas.
Hasta ahora hay 20 militares, en su mayoría retirados, que están en prisión pagando condenas por rebelión y conspiración, aunque ninguno fue aprehendido con armas de fuego.
El tiempo dirá si se repiten historias como la de Wolfgang Larrazábal, quien tras haber ocupado varios puestos durante el régimen de Marcos Pérez Jiménez (1950-1958), la última dictadura militar que vivió Venezuela, terminó encabezando la revuelta castrense que lo depuso, y se vuelve a cumplir esa frase del desaparecido ex presidente Luis Herrera Campins que dice: “Los militares son leales hasta que dejan de serlo”.