La arepa, bandera de la gastronomía de Venezuela, se hace de harina de maíz precocida y tiene múltiples rellenos. (Foto: Twitter/@ElUniversal)
La arepa, bandera de la gastronomía de Venezuela, se hace de harina de maíz precocida y tiene múltiples rellenos. (Foto: Twitter/@ElUniversal)
Redacción EC

Con el nuevo aumento del sueldo mínimo en anunciado el domingo por el presidente Nicolás Maduro, comer una arepa se ha vuelto imposible de costear con un día entero de trabajo.


Los trabajadores venezolanos que perciben un salario mínimo iniciaron la semana con el anuncio de que su sueldo pasó de 65.021 bolívares a 97.531 bolívares, lo que equivale a unos 37 dólares a la tasa de cambio oficial más alta (2.640 bolívares por dólar). Ahora ganarán 3.251 bolívares por cada día del mes.

En un establecimiento ubicado en la avenida Francisco de Miranda, una de las principales vías de la capital, el precio de una arepa simple (con un solo relleno) se ubica en 4.400 bolívares y con tres complementos, en 8.500 bolívares, según constató el diario El Nacional en panaderías y kioscos de Caracas.

Además, un plato acompañado de sopa y jugo cuesta 9.990 bolívares. Es decir, se requieren mínimo dos días de trabajo para poder comerse una arepa y costear también la bebida para acompañarla.

El anuncio de Maduro llegó el domingo en medio de una galopante inflación y protestas casi a diario en su contra, en las que han muerto más de 80 personas, cientos han resultado detenidas y unas 1.400 acabaron heridas.

“Cada vez que el presidente anuncia un aumento me da tristeza, me siento casi a llorar. La gente se está muriendo de hambre. Estamos débiles, no estamos comiendo bien”, expresó con indignación al diario venezolano una ciudadana que no quiso ser identificada.

Se trata del tercer aumento del salario mínimo que Nicolás Maduro decreta este año: el 8 de enero lo subió 50% y el 30 de abril 60%, lo que evidencia la alta inflación que padecen los venezolanos, que este año podría ascender a 720%, según el FMI.

Maduro atribuye la espiral inflacionaria y la escasez de productos básicos a una "guerra económica" promovida por adversarios políticos y empresarios para desestabilizar su gobierno, pero los analistas aseguran que la debacle económica del país está estrechamente relacionada con el agotamiento de los sistemas de control de cambio y de precios, que han estado vigentes desde 2003.

Desde hace más de 14 años rige en el país un férreo control de cambios que en la actualidad consta de dos tasas oficiales: El sistema de divisas complementario flotante mediante subastas (DICOM) y el llamado Sistema Protegido de Divisas (DIPRO) de 10 bolívares por dólar, cuyo uso se destina en su mayoría a la compra de alimentos y medicinas del sector público.

Fuente: El Nacional, GDA/Agencias

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