(Foto: Reuters)
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Redacción EC

El gremio de enfermeras de adelanta la huelga más larga de su historia exigiendo no solo aumento de salarios, sino dotación en los hospitales públicos donde trabajan, en los que a la escasez de medicinas ahora se añade el fallo sistémico de servicios públicos como agua y electricidad.

El paro comenzó el domingo 24 de junio entre el personal de enfermería de dos de los hospitales públicos más grandes de Caracas, el Clínico Universitario y el José Ignacio Baldó (mejor conocido como ‘El Algodonal’), al igual que en los principales centros de maternidad de la capital, la Concepción Palacios y el Pastor Oropeza, conocidos como la maternidad de Caricuao.

En menos de dos días se unieron las enfermeras de 20 estados del país, con protestas activas y en la calle en los estados Zulia, Carabobo, Monagas y Mérida.

El Colegio de Enfermeros de Caracas aseguró que al paro se ha sumado el personal de los 25 hospitales públicos más grandes del país, donde las enfermeras están ayudando estrictamente en las áreas de emergencia.

Poco a poco han comenzado a sumar a su causa también al personal asociado, médicos, farmacéuticos y bioanalistas. Y no es difícil imaginar por qué, pues las enfermeras ganan un sueldo que parece una caricatura: entre 600.000 bolívares y 2 millones mensuales (entre 40 y 75 centavos de dólar si se calcula al precio del dólar negro). La cuenta es pavorosa si se toma en cuenta que la canasta alimentaria básica del país está por encima de los 220 millones de bolívares al mes.

El empobrecimiento sostenido de las enfermeras en Venezuela también ha impulsado su migración masiva, por lo que a los bajos sueldos se añade el exceso de trabajo de las que quedan.

“La gente no se da cuenta, pero las enfermeras son fundamentales; somos un equipo, y ahora los pocos médicos que quedamos tenemos que hacer su trabajo porque se han ido”, cuenta el diario colombiano El Tiempo una residente del hospital Clínico Universitario de Caracas. “Acá, en la emergencia, varias noches a la semana tenemos solo una tratando de ayudar a tres y cinco médicos. La pobre queda destruida y lo que gana no alcanza ni para comprar una empanada”.

El esfuerzo oficial para responder a estas demandas se ha limitado en los últimos dos días a la entrega de cajas de comida Clap (Comités Locales de Abastecimiento y Producción) en plenas protestas, lo cual apenas las ha silenciado por cuestión de minutos.

Todavía no ha habido una sola discusión para mejorar los salarios o sus condiciones de trabajo. “Claro que las trajeron (las cajas de comida) y claro que agarré una; que más me queda, pero lo que exigimos es un salario digno. Con eso no me van a callar”, comentó una enfermera que se disponía a desplegar una pancarta cuando se anunció que el paro será indefinido a partir de este momento.

Las enfermeras exigen homologación de sueldos con los militares de Venezuela, que ganan entre 180 y 240 millones de bolívares mensuales (entre 60 y 80 dólares calculados al precio del dólar paralelo).

Fuente: GDA/El Tiempo

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