La gente camina por una popular calle comercial en medio de la pandemia del coronavirus,  en el centro de la Ciudad de México. (REUTERS/Gustavo Graf).
Ciudadanos mexicanos realizan compras navideñas
Agencia Reuters

Cansados de meses de confinamiento, hordas de compradores abarrotaban esta semana las tiendas en la populosa Ciudad de para hacer sus compras navideñas, desafiando un reciente repunte de casos de que mantienen saturados hospitales y en alerta a las autoridades de la capital.

El presidente, Andrés Manuel López Obrador, llamó el miércoles a los habitantes de la ciudad a evitar salir a las calles durante las fiestas decembrinas, a menos de que sea indispensable. “Ha habido más hospitalizaciones, hay más contagio y podemos entre todos controlar esta situación”, dijo.

La alcaldía de Ciudad de México, que acumula una quinta parte de las casi 1.3 millones de infecciones en el país por el virus, se declaró la semana pasada en “emergencia por COVID-19”, la enfermedad que mantiene en vilo al mundo entero.

La urbe, hogar de más de nueve millones de habitantes, anotó el fin de semana un récord de más de 34,500 casos activos, casi el doble que los registrados a finales de noviembre, lo que según las autoridades ha puesto a tope a los servicios de salud.

“La situación está muy crítica, muy difícil. Tenemos que acatar las reglas y obedecer”, dijo Margarito Corona, de 62 años, un visitante del bullicioso centro histórico, una de las principales zonas comerciales de la capital, que mantiene gran agitación.

Pese a las advertencias, densas multitudes hacen compras navideñas a vendedores ambulantes que exhiben sus mercancías en las aceras o forman largas filas para ingresar a los locales comerciales.

Tratando de evitar aglomeraciones, el gobierno de la ciudad acotó los horarios de servicio en la zona y dosificó el acceso de visitantes, pero los ríos de compradores cargados de regalos parecían inevitables en plena época navideña.

“La gente es muy necia, no acata órdenes, no sabe cuidarse”, se lamentó afuera de una tienda de telas, Patricia Cárdenas, una vendedora de artesanías que acudió al centro capitalino en busca de insumos para elaborar sus productos. “Que no se quejen si alguien se muere”.

Pero el llamado a quedarse en casa resuena con poca intensidad tras casi nueve meses de un confinamiento que, aunque mucho más laxo que en otros países, igual ha golpeado duramente la actividad económica y extenuado el ánimo de muchos residentes que comienzan a salir a las calles, elevando los contagios.

Ante la creciente demanda de los servicios médicos, las autoridades locales habilitaron camas adicionales en hospitales, e incrementaron las pruebas de detección, mientras familiares de algunos pacientes batallan para conseguir tanques con oxígeno suplementario, que comienza a escasear en los establecimientos.

En una conferencia de prensa, la alcaldesa de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, reiteró el miércoles su petición a evitar grandes congregaciones. “Si no se disminuye la curva de contagios, no podremos sobrepasar esta epidemia”, advirtió.

Y la preocupación no es para menos.

Según un estudio del Instituto de Evaluación y Métrica de Salud (IHME, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Washington, la cifra de muertos en la capital mexicana podría alcanzar las 22,242 personas para inicios de abril, desde los 19,233 reportados hasta el martes.

“Si no entendimos hace unos meses, debemos entender ahora que hay que tomar todas las medidas de sanidad posibles para que no afecte a nuestros familiares”, aseguró Raúl Rojas, quien trataba de conseguir un tanque de oxígeno para su padre enfermo de COVID-19.

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