El significado va mucho más allá del resultado. Alepo, una de las ciudades más devastadas por el conflicto en Siria, albergó su primer partido oficial de fútbol tras cinco años de guerra.
Miles de aficionados llenaron las tribunas del estadio para ver rodar el balón en la victoria del Al Ittihad en el derbi de la ciudad contra el Al Horriya el fin de semana.
El encuentro se pudo disputar después que las fuerzas del gobierno retomaran el control de la ciudad luego de lanzar una gran ofensiva militar el mes pasado.
En un campo de tierra, con pequeñas pinceladas de grama, y con las gradas mostrando las cicatrices de los bombardeos de la guerra, los aficionados vitorearon a los jugadores en un ambiente de pasión y júbilo, característico del fútbol en cualquier rincón del planeta.
La única muestra de la división que sufrió la ciudad fue una enorme pancarta desplegada en las tribunas del presidente Bashar al Asad y la presencia de la policía uniformada con el equipamiento antidisturbios.
Pero no hubo necesidad que entraran en acción ya que los aficionados mantuvieron el ambiente festivo durante todo el partido, al ritmo de los tambores y ondeando banderas con los colores de su club favorito.
"No puedo describir lo que se siente regresar al campo después de cinco años", comentó antes del partido Omar Hamidi, una de las estrellas del Ittihad.
"Mi corazón está latiendo tan rápido", agregó.
Firas al Ahmad, jugador del Hurriya, explicó que el haber tenido que viajar desde Latakia, ciudad ubicada en la costa, afectó el rendimiento del equipo, pero que está contento de haber regresado a Alepo.
"Está en nuestro derecho jugar en Alepo. Allí lo hacemos mejor. Cuando jugamos en nuestro campo, con nuestros aficionados, nuestro rendimiento mejora".
"Lo que queremos es elevar el nombre de Alepo", aseguró.
El regreso del fútbol a Alepo aliviará los problemas de organización de la liga siria, que sólo estaba siendo capaz de programar partidos en dos ciudades.
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