Jerusalén [AFP]. Más allá de los efectos de los anuncios de anexar el valle del Jordán por Israel o de romper todas las relaciones con el Estado hebreo por la Autoridad Palestina, la ejecución de estos propósitos parece difícil de concretar, e incluso contraproducente, tanto para israelíes como para palestinos, dicen los expertos.
El plan estadounidense para Medio Oriente prevé la anexión de más de 130 colonias israelíes en Cisjordania ocupada, donde viven más de 400.000 colonos, así como el valle del Jordán, una zona muy fértil que ya está bajo control de Israel aunque no forma parte de su territorio.
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En la vorágine del anuncio de este plan, el embajador estadounidense en Jerusalén, David Friedman, había indicado que los israelíes podían anexar inmediatamente este territorio.
Pero el yerno del presidente estadounidense Donald Trump, y arquitecto del plan, Jared Kushner, sugirió al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu que esperara hasta después de las elecciones israelíes del 2 de marzo.
La anexión del valle, que discurre entre el lago de Tiberiades y el Mar Muerto, generaría importantes dolores de cabeza al ejército israelí que de hecho ya desplegó refuerzos la semana pasada para prevenir ataques.
Movilizado en el sur, cerca de la Franja de Gaza, controlada por el movimiento islamista Hamas, y en el norte, cerca de la frontera con Líbano, donde está basado Hezbolá, enemigo de Israel, el ejército tendría que consagrar recursos adicionales para garantizar la anexión del valle del Jordán.
- Jordania preocupada -
Este valle se convertiría en la nueva frontera oriental de Israel, con Jordania, país que suscribió en 1994 un acuerdo de paz con Israel.
La anexión podría poner en riesgo este acuerdo, crucial para la seguridad de Israel.
“Los generales (israelíes) están muy preocupados. Han recomendado a los políticos que no se precipiten con la anexión, que lo hagan de manera gradual, responsable y en coordinación al menos con los jordanos”, dice Kobi Michael, analista del Instituto Nacional de Investigación sobre Seguridad (INSS).
Jordania está, en cierta forma, entre la espada y la pared, subraya este investigador.
Con cerca del 70% de su población de origen palestino, este reino no puede permanecer indiferente a la causa palestina.
Pero teme también que la creación de un Estado palestino a sus fronteras podría engullir su territorio.
- Elecciones -
La decisión de anexar partes de Cisjordania la debe tomar un Netanyahu acusado de corrupción y que se juega su supervivencia política en las próximas elecciones legislativas.
Netanyahu --que exultó con el plan estadounidense, fustigado por los palestinos- está bajo presión de la derecha radical israelí favorable a la anexión.
Además de la posibilidad de que el primer ministro pierda las elecciones de marzo, el proyecto presentado por Trump el 28 de enero podría quedar en el olvido si el presidente estadounidense no es reelegido en noviembre.
De ahora a noviembre, Netanyahu "ve quizá una ventana de oportunidad pero esto no quiere decir que vaya a abrirla" dada la complejidad de la situación, recuerda Michael.
- Amenazas palestinas -
En este contexto, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas anunció el sábado en El Cairo la ruptura de “todas las relaciones”, incluida la cooperación en materia de seguridad, con Israel.
“En el pasado, había hecho declaraciones similares, pero dijo que iba a formar un comité. En esta ocasión, ha dicho que ya había informado a israelíes y estadounidenses. No ha habido notificación”, precisa Ghasan Khatib, ex ministro palestino.
Este domingo no había ninguna señal de la ejecución de la amenaza de Abbas. “Pero queda un mensaje amenazante”, dice Jihad Harb, analista palestino.
Una sublevación palestina o enfrentamientos con el ejército israelí complicarían la anexión, alerta Michael.
Para Uzi Rabi, director del Centro de Investigación Moshe Dayan sobre Oriente Medio, la ejecución de la amenaza de Abas sería “ilógica”.
“Será Hamas quien se aprovechará ya que los acuerdos de seguridad (con Israel) permiten a Abbas y a su movimiento, Fatah, impedir (a sus rivales) de Hamas asentarse en Cisjordania”, dice a la AFP.
Y es que Mahmud Abbas corre el riesgo de cortar la rama sobre la que se ha sentado si corta totalmente los vínculos con Israel, por lo que debe elegir “el mal menor”: mantener los vínculos con Israel a que Hamas se refuerce, reconoce Rabi.