Iraq: ¿por qué importa tanto la ciudad kurda de Erbil?
Iraq: ¿por qué importa tanto la ciudad kurda de Erbil?
Redacción EC

realiza ataques aéreos contra militantes del grupo yihadista , con el argumento de la necesidad de proteger a los estadounidenses en Erbil, la capital del autónomo Kurdistán iraquí.

La ciudad fue base para extranjeros y organizaciones internacionales durante más de una década de conflicto en Iraq.

Rodeada por montañas y puestos de control, Erbil fue la alternativa segura a la capital, Bagdad. La seguridad era su atractivo más obvio en tiempos en que la violencia era más terrible en el resto del país.

Los visitantes extranjeros en la ciudad disfrutaban de libertades impensables en otros lugares del país, desde hoteles lujosos a locales donde se puede beber y fumar sin la compañía de los caros -y fuertemente armados- guardaespaldas.

Más recientemente, Erbil se convirtió por derecho propio en destino para “los internacionales”, los empleados extranjeros de multinacionales y agencias de desarrollo cuya presencia en Iraq sigue siendo un legado visible de la invasión liderada por Estados Unidos.

(Foto: Reuters)

Zona rica en reservas
Las gigantes petroleras globales se instalaron en la ciudad, atraídas por la promesa que ofrece el Kurdistán iraquí en cuanto a reservas de energía sin explotar. Esto hizo que subieran los precios de la vivienda y transformó lo que era un polvoriento lugar aislado en una incluso más polvorienta ciudad floreciente.

La arena ahora procede de incontables zonas de construcción así como del cercano desierto.

En las últimas semanas, Estados Unidos fortaleció su presencia en Erbil, con un refuerzo de los diplomáticos y consejeros de las fuerzas especiales allí destinados.

La ciudad vuelve así a ser base para EE.UU., lo que evoca su función durante la invasión de 2003, cuando las tropas estadounidenses se unieron a las fuerzas kurdas iraquíes para derrotar a los remanentes del ejército de Sadam Hussein.

Su objetivo esta vez son los combatientes del grupo yihadista Estados Islámico (EI), anteriormente conocido como ISIS, que avanza a la velocidad de un rayo por el norte de Iraq.

Mosul, la ciudad más grande en poder de los yihadistas desde junio , está tan sólo a una hora en carro hacia el oeste.

“Combatir en la calle”
La captura de y de ciudades y pueblos a lo largo de la provincia de Nínive generó una oleada de refugiados que se desplazaron hacia Erbil. Muchos de ellos pertenecen a las minorías cristiana y yazidí, son tildados de infieles y herejes por el EI y se les ha prometido un refugio seguro en el Kurdistán iraquí.

Para los residentes de la ciudad, son tiempos de nervios. Los kurdos no tienen un estado propio, pero en Erbil tienen una capital. Con el EI a las puertas, corren el riesgo de perder todo lo que han construido.

Nabaz Joshnaw, consultor de seguridad en la ciudad, describe el ánimo colectivo como una emoción que oscila entre el pánico y la bravuconería. La mayoría de los habitantes no creen que el EI logre romper las defensas kurdas, dice, aunque algunos han “entrado en pánico”.

"Creen que ISIS vendrá a robarles a las mujeres y decapitar a los hombres”, señala. Mientras algunos están listos para escapar, explica Joshnaw, otros están listos para “enviar a las mujeres a las montañas y combatir en las calles”.

"Desafío a la ética"
Si bien no se prevé que la ciudad vaya a caer, hay cierta inquietud ante la posibilidad de que simpatizantes o combatientes del grupo yihadista organicen ataques dentro de Erbil. También hay preocupación por los problemas de los recién desplazados.

Los residentes de Erbil dicen que el barrio cristiano, Ankawa, ha sido tomado por refugiados.

Algunos de los recién llegados encontraron cobijo en escuelas e iglesias. Otros acampan en las calles.

El contraste es sorprendente en un vecindario que también alberga lujosas mansiones y bares frecuentados por extranjeros.

“Ahora los cristianos pobres de los pueblos han llegado a ese lugar, que es de gente rica y de aquellos que quieren beber e ir a un club nocturno, y están sentados en las calles”, describe Joshnaw. “Es inhumano”.

Joshnaw dice que las familias locales han instalado cocinas improvisadas para atender a los refugiados. Pero con la cercanía del EI, algunos no están seguros de si deben seguir con la solidaridad o si deben guardar provisiones de comida para ellos mismos. “Esto supone un desafío a la ética de cada uno, es muy difícil”.

Un empresario cristiano iraquí en Erbil, que no quiso ser identificado, dice que la mayoría de los trabajadores extranjeros en la ciudad se quedan allí.

“ISIS busca destruirlo todo, pero no es fácil”, sostiene. “Lo que ha sido construido por los kurdos, que sea destruido en un día… no es fácil”.

La noticia de la intervención militar de Estados Unidos fue recibida con alivio, dice. Pero a la larga, añade, más países tienen que respaldar la lucha contra el EI.

"Necesitamos una solución permanente", dice el empresario, “que sea apoyada internacionalmente".

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