Las imágenes calcadas de un tipo al que solo se conocía como John el Yihadista han sido la marca registrada del horror del Estado Islámico en medio oriente. Cada uno de los videos en los que aparecía asesinando a sangre fría nos ha sacudido. Ahora él tiene nombre: se llama Mohammed Emwazi. Pero no todas sus víctimas lo tienen. Las decapitaciones del Estado Islámico no solo se tratan de los mediáticos crímenes de periodistas o soldados. Hay muchos otros que fallecieron fuera de la cámara de TV.
El Estado Islámico ha decapitado al menos a 271 personas como parte de su violento modelo propagandístico que incluye grabar videos de las ejecuciones y difundirlos en occidente.
Un recuento de los reportes periodísticos desde junio del año pasado da cuenta no solo de casos de ejecuciones a pequeños grupos de personas, sino de homicidios masivos en los que hasta un centenar de personas se ha visto involucrado sin importar si fueron, incluso, parte del Ejército Islámico.
Eso fue lo que pasó en Aqqra el 20 de diciembre del año pasado, cuando se ejecutó a un centenar de extranjeros que intentaba desertar de las filas del Estado Islámico.
La población siria es la más golpeada por el horror en lo que va de las ejecuciones: de los 271, un centenar resultan siendo de ese país.
Si bien la mayoría de estos crímenes fueron cometidos contra soldados y desertores, hay que tener en cuenta también a la golpeada población civil, entre los que se cuentan no solo pobladores de las zonas donde opera el Ejército Islámico, sino también a un grupo de civiles zurdos asesinados brutalmente. A eso hay que sumar también a periodistas, voluntarios y contratistas militares.
