Dos hombres árabes-israelíes fueron asesinados esta madrugada en incidentes separados en Israel, lo que eleva la cifra de asesinatos dentro de la minoría árabe del país a 180, la más alta registrada en plena ola de violencia interna.
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Un hombre identificado como Edmund Dibi, de 50 años, murió en un tiroteo en la ciudad de Haifa, al norte de Israel, en un incidente que apunta a una disputa entre familias, según la investigación preliminar de la Policía.
Otro árabe de 18 años, Bashar Abu Zajilah, resultó gravemente herido por disparos en la ciudad beduina de Rahat, al sur de Israel, y declarado muerto poco después en el hospital de Beersheba, en otro incidente de naturaleza criminal, según la Policía.
Según Iniciativas de Abraham, un grupo que hace campaña contra la violencia, 180 árabes han sido asesinados en circunstancias violentas desde principios de año, y 163 de ellos murieron por disparos con armas de fuego.
La cifra supera el total de asesinatos de 2022 (116) y el récord histórico de 2021, cuando 126 árabes fueron víctimas de esta criminalidad dentro de su comunidad, que no ha parado de aumentar en los últimos años.
Según Iniciativas de Abraham, alrededor del 75 % de los asesinatos en la comunidad árabe emanan del crimen organizado, mientras que el resto se atribuye a enemistades de sangre, feminicidios que involucran a miembros de la familia y otras actividades delictivas.
Las autoridades israelíes no han logrado detener el derramamiento de sangre a pesar de prometer más recursos, incluida más policía y fondos para hacer frente a los problemas sociales dentro del sector árabe que sustentan la ola delictiva.
Muchos líderes comunitarios culpan a la policía, que no ha logrado tomar medidas enérgicas contra las poderosas organizaciones criminales e ignora en gran medida la violencia; pero señalan décadas de negligencia, abandono y discriminación por parte de las oficinas gubernamentales como la causa principal del problema.
El pasado junio, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, formó un comité interministerial para luchar contra la violencia en el sector árabe, pero todavía no se han visto resultados tangibles, y muchos ven como un gran impedimento que el extremista Itamar Ben Gvir, conocido por su retórica antiárabe, esté al frente del Ministerio de Seguridad Nacional, que controla la policía.
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