Un simulador electoral diseñado por el portal de noticias Prodavinci destaca que si participa el 67 por ciento del padrón, la oposición puede ganar 19 de las 23 gobernaciones, pero si participa solo el 57 por ciento, el número baja a siete. (Foto: EFE)
Un simulador electoral diseñado por el portal de noticias Prodavinci destaca que si participa el 67 por ciento del padrón, la oposición puede ganar 19 de las 23 gobernaciones, pero si participa solo el 57 por ciento, el número baja a siete. (Foto: EFE)
Redacción EC

La elección de 23 gobernadores prevista para este domingo en está lejos de ser una fiesta democrática. Sin importar demasiado la oferta programática de los candidatos o los proyectos para gobernar las regiones, la expectativa se concentra en cómo quedará pintado el mapa político venezolano: si será rojo y el régimen chavista demostrará que todavía cuenta con fuelle popular, o azul, con una oposición capaz de imponer la mayoría que le aseguran las encuestas, pero sin que ello signifique un cambio de gobierno.

Más allá de los 20 días que duró la campaña electoral culminada de manera oficial el jueves pasado, los candidatos del oficialismo optaron por distanciarse de la figura del presidente Nicolás Maduro y reforzar el discurso de que la desastrosa administración y la economía del país son producto de la negligencia y el saboteo de la oposición y “los empresarios del país”.

Algunos como la aspirante a la reelección Yelitze Santaella tocaron sin pudor las puertas del patetismo político subiéndose a un ‘ring’ a dar puños imaginarios a la oposición y otros, como el aspirante Rafael Lacava, cantó reguetón en las redes sociales y fue montado en un burro para una entrevista de televisión.

Pero la verdadera campaña oficial estuvo enfocada en desmovilizar el voto opositor, desde el discurso de los principales voceros del gobierno y la actuación del Consejo Nacional Electoral (CNE). Este último, que se supone árbitro imparcial, de nuevo puso todo tipo de obstáculos en el proceso para los aspirantes y electores de la oposición.

Entre estos se destaca la prohibición de que aparezca la tarjeta de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), la principal coalición de partidos opositores, y el impedimento a estos partidos de rectificar o sustituir a candidatos que hayan renunciado a su aspiración, un proceso que según la ley puede hacerse hasta 20 días antes de la elección, y que favorece las alianzas para lograr candidatos unitarios.

Al no permitir la sustitución, los venezolanos encontrarán hoy en el tarjetón los nombres de los candidatos que renunciaron, cosa que, además de generar confusión entre los electores, puede crear gran cantidad de votos nulos.

El CNE, como también es costumbre, no permitió la entrada de observadores internacionales, y apenas a cuatro días de la elección fusionó por lo menos 119 centros electorales alegando “medidas de seguridad”; una decisión que, se estima, afectará a por lo menos 300.000 votantes que deberán acudir a un centro electoral diferente al que están acostumbrados.

Hasta el viernes pasado, la página web del CNE no había informado oficialmente del cambio de los centros, solo cuatro trinos de una de las rectoras a través de Twitter.

Por su parte, el rector electoral Luis Emilio Rondón, el único crítico del chavismo entre cinco autoridades, denunció que el CNE está “castigando al electorado en lugar de promover la participación política” al no informar sobre los centros de votación que fueron reubicados.

El jueves pasado, EE. UU. denunció que esa “serie de acciones” del CNE lo que hacen es “poner en entredicho la legitimidad del proceso electoral”.

En un comunicado, el Departamento de Estado especificó las acciones a las que hace referencia: “Cierre de centros de votación en bastiones de la oposición, manipulación del diseño de las boletas, no proporcionar una completa e independiente auditoría del programa de tabulación del voto, un patrón de descalificaciones arbitrarias y con motivación política hacia los líderes y candidatos opositores”.

Expertos en el área electoral aseguran que los centros cerrados están ubicados en zonas tradicionalmente opositoras. El Observatorio Electoral Venezolano advirtió que con estas decisiones, el CNE estimula la confusión entre los votantes. “Decisiones como esta no ayudan a que el proceso electoral se desarrolle según los principios de transparencia, equidad e imparcialidad que deben regir en cualquier evento electoral”.

Entretanto, el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, pidió que cada voto que se exprese hoy sea una manifestación contra el “intervencionismo y el injerencismo”, así como a favor de la defensa de la “identidad nacional”.

Todo esto refuerza la desconfianza en el proceso y se ha convertido en alimento para los abstencionistas dentro de la oposición, que han ganado mucho terreno luego de los cuatro meses de protestas que dejaron 133 muertos y quienes consideran que participar en las elecciones del domingo no solo sería darle reconocimiento al gobierno, sino una “traición” a los caídos.

La última encuesta de Venebarómetro concluye que el 70,6 por ciento de los venezolanos consideran que el gobierno de Maduro “se ha tornado en una dictadura” y el 90,2 por ciento de ellos califica la situación del país como “negativa”.

Sin embargo, en un estudio sobre la intención de voto para las elecciones de este domingo, solo el 55,7 por ciento aseguró estar “completamente seguro” de participar. Otro 28,9 destaca que “tal vez vaya a votar”, y de ese porcentaje depende que pueda consolidarse el gobierno y reforzar la ANC, o si la oposición pueda continuar horadando el poder del chavismo.

“Mucha gente piensa que se es fuerte, se es radical, se es contundente diciendo yo no voto, pero si nos ponemos a pensar un segundo, nos damos cuenta de que esta posición que parece tan fuerte, tan radical, tan determinada termina regalándole a Nicolás Maduro un voto”, declaró el presidente del parlamento, Julio Borges.

Pero, para aumentar la abstención que claramente lo beneficiaría, Maduro afirmó que todo aquel que vote estará reconociendo a la ANC y que los gobernadores electos deberán juramentarse y “subordinarse” ante esta junta.

En respuesta, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, señaló a Maduro de “no jugar limpio” al vincular esa votación con la legitimación de la ANC e invitó a todos los venezolanos a participar masivamente en los comicios.

La dirigencia opositora, acusada de falta de conducción apropiada en las protestas, espera que el desánimo en sus filas no genere una abstención superior al 40 por ciento del padrón electoral (19 millones de electores), pues cada punto porcentual afectaría drásticamente el número de gobernaciones que puede obtener.

Un simulador electoral diseñado por el portal de noticias Prodavinci destaca que si participa el 67 por ciento del padrón, la oposición puede ganar 19 de las 23 gobernaciones, pero si participa solo el 57 por ciento, el número baja a siete.

Vale señalar que las elecciones de gobernadores tienen un año de retraso según lo establecido por la Constitución venezolana, pues, el año pasado, el CNE alegó encontrarse en una coyuntura económica difícil y no contar con los recursos suficientes para organizar la consulta.

Los análisis aseguran que el régimen de Maduro accedió a organizarlas este año para tratar de suavizar el rechazo que generaron ante la comunidad internacional las violentas protestas y las sanciones económicas que ya comienzan a asfixiarlo.

Fuente: El Tiempo, GDA
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