Bagdad, AP
Yihadistas del Estado Islámico perpetraron una matanza masiva de cientos de soldados iraquíes capturados cuando los extremistas asaltaron una base militar al norte de Bagdad en junio, denunció el miércoles un grupo internacional de derechos humanos.
El incidente ocurrió en Camp Speicher, una base aérea que sirvió como instalación militar estadounidense cercana a la ciudad de Tikrit, fue una de las peores atrocidades cometidas por el Estado Islámico en su ofensiva relámpago que le ha permitido apropiarse de grandes porciones de territorio en el norte y oeste de Iraq.
Human Rights Watch dijo que nuevas evidencias indican que el grupo Estado Islámico mató a entre 560 y 770 hombres capturados en el campo Speicher, una cifra sustancialmente mayor de la reportada inicialmente.
"Estas terribles atrocidades masivas cometidas por el Estado Islámico tienen una escala que claramente los coloca en la categoría de crímenes contra la humanidad", dijo Fred Abrahams, asesor especial de HRW, a la prensa el miércoles en la ciudad de Irbil, al norte de Irak.
El grupo derivado de Al Qaeda dijo en junio que había ejecutado a unos 1.700 soldados y personal militar capturados en el campo Speicher. El grupo publicó fotos explícitas en las que al parecer sus integrantes masacraban a grandes cantidades de soldados iraquíes tras subir a los prisioneros a camiones de plataforma y obligarlos a tenderse boca abajo en una fosa de poca profundidad con los brazos a la espalda.
Las espeluznantes imágenes, cuyo objetivo era minar la moral de las fuerzas de seguridad iraquí, y la cantidad de víctimas, no pudieron ser confirmadas en ese momento. Human Rights Watch dijo que a fines de junio revisó fotos e imágenes de satélite que muestran que entre 160 y 190 hombres fueron asesinados en al menos dos diferentes ubicaciones entre el 11 y el 14 de junio.
Tras el incidente los soldados fueron colocados en lista de desaparecidas lo que llevó a sus familias a realizar manifestaciones en Bagdad para presionar a las autoridades. El martes, decenas de familiares entraron por la fuerza al parlamento de Irak, en la fuertemente vigilada Zona Verde de Bagdad, luego de un enfrentamiento con guardias de seguridad. También obligaron al presidente a convocar el miércoles a una sesión relativa a los soldados desaparecidos.