(Foto: Twitter)
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Redacción EC

se convirtió este viernes en el primer peruano en ser condenado a la pena de muerte en Japón por haber asesinado a seis personas en la localidad de Kumagaya, a unos 60 kilómetros al noroeste de Tokio, en setiembre de 2015.

Nakada, de 32 años, es hermano del mayor asesino en serie de la historia del Perú, Pedro Pablo Nakada Ludeña, apodado como el "Apóstol de la muerte", quien en 2007 recibió una pena de 35 años de cárcel por el asesinato de 18 personas, aunque fue posteriormente internado en un psiquiátrico debido a su esquizofrenia paranoica.

Vayron Nakada perdió a sus padres cuando era niño y a los 6 años se fue a vivir a Mala con una de sus hermanas mayores, pero a los 13 regresó a Lima, donde su media hermana María Elena le dio cobijo. No quiso terminar la secundaria y mostraba una conducta antisocial. Partió a Japón a los 18 años.

Nakada, quien lleva detenido desde octubre de 2015, fue condenado por haber cometido "crímenes extremadamente crueles e inhumanos”, entre las víctimas se encontraban dos menores de edad, informó la cadena estatal NHK.

Entre el 14 y el 16 de setiembre de 2015, Nakada Ludeña mató a puñaladas a seis personas en tres viviendas diferentes, todas en la ciudad de Kumagaya, domicilios de los cuales también robó objetos de valor.

La primera en ser asesinada fue Kazuyo Shirai, una anciana de 84 años que vivía sola. Le siguieron la pareja de esposos formada por Minoru y Misae Tasaki, de 55 y 53 años respectivamente. Ese mismo día, Ludeña victimó a Miwako Kato, de 41 años, y a sus dos hijas Misaki y Haruka, de 10 y 7 años, respectivamente. Todos los asesinatos los cometió en un radio de 1,3 kilómetros.

Fue en la casa de sus últimas víctimas donde el peruano fue localizado y detenido por la policía. Antes de ser capturado, cayó del segundo piso del inmueble, golpe por el que permaneció inconsciente varias semanas y al borde de la muerte.

La defensa había anunciado que en caso de ser hallado culpable, apelará a las cortes superiores, incluida la Suprema. Durante una comparecencia judicial el pasado 9 de febrero, Nakada declaró no recordar haber matado a nadie y justificó su esquizofrenia con una prueba psiquiátrica, que contrasta con la evaluación solicitada previamente por la fiscalía y que concluyó que el peruano no sufría ningún trastorno mental.

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