Vista de un derrame de petróleo en la orilla del lago de Maracaibo en Cabimas, cerca de Maracaibo, estado de Zulia, Venezuela. (AFP / YURI CORTEZ).
Venezuela
Redacción EC

Cabimas. Por el olor parece una refinería. Al tocarlo, el crudo impregna toda su viscosidad. En el oeste de , el Lago de Maracaibo, cuyo subsuelo está lleno de petróleo, vive un “constante derrame de crudo” alimentado por oleoductos y pozos carentes de mantenimiento.

Mira, a causa del viento del sur el petróleo está en todas partes”, se lamenta Paúl, un pescador de Cabimas, cerca de la orilla oriental de este lago, una inmensa extensión de agua de 13.200 km2 que se conecta por un estrecho con el mar Caribe.

Sus herramientas de trabajo lo atestiguan: el casco de la embarcación está cubierto por una capa de crudo y las redes tomaron un tono negro azabache tras ser sumergidas en el agua contaminada.

Cuando salimos a pescar estamos todos sucios de petróleo”, explica el joven de 18 años, que prefiere reservarse su apellido. “Nos afecta la salud porque nos lavamos con gasolina para quitarnos las manchas”, agrega.

La contaminación es visible por todas partes. El agua de color verde neón muestra sus vetas de crudo y la orilla está salpicada de charcos negros y pastosos. Desde la cima de una palmera, un pájaro se agita para intentar deshacerse del petróleo que cubre sus alas. En vano.

Giovanny Villarreal es vecino de Paúl y también es pescador. “El 50% de las especies vienen impregnadas de petróleo y se nos hace imposible que las compren y nos vemos obligados a lanzarlas al lago”, asegura.

En una cesta, su pesca del día luce modesta: algunos cangrejos se retuercen.

Giovanny es testigo de excepción de este “constante derrame de crudo”. Su casa está construida sobre unos palafitos en el lago. “A veces, en la noche no podemos dormir porque huele a gas. El gas que produce el mismo petróleo”, explica el pescador. “Y nos vemos afectados de los pulmones, sobre todo los niños”.

Antes de dejar su huella en el ecosistema, los hidrocarburos que yacen bajo el lago impulsaron la riqueza de Maracaibo, la segunda ciudad del país, y de toda la región occidental de Venezuela.

“Hace más de 100 años que se extrae petróleo debajo del lago”, señala el economista Orlando Ochoa, especialista en el sector petrolero.

Ahora Venezuela, que alberga las mayores reservas mundiales del oro negro, atraviesa la peor crisis económica de su historia reciente. El colapso del sector petrolero es tanto una causa como una consecuencia.

— “No nos dan la cara” —

La caída de los precios del petróleo, combinada con las sanciones de Estados Unidos, y la falta de mantenimiento de la infraestructura derrumbaron la producción de 3,2 millones de barriles por día (bpd), hace diez años, a menos de un millón de bpd actualmente.

En el Lago de Maracaibo se están produciendo 160.000 barriles diarios. Eso es un sexto de lo que se producía hace seis años”, subraya Ochoa.

La estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) ya no tiene los medios para mantener miles de kilómetros de cables y tuberías submarinas, un deterioro que genera más daño ambiental. En otras palabras, “se produce menos, pero hay mayor contaminación”, sostiene el experto.

PDVSA no ha publicado cifras del volumen de petróleo que se filtra diariamente en el Lago de Maracaibo. La AFP solicitó la información a la compañía, pero no obtuvo respuesta.

Yurasi Briceño, bióloga del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, ha enfocado su trabajo en la fauna de la parte septentrional del lago. Donde ella trabaja, “hay por lo menos ocho plataformas y tres de ellas están liberando petróleo desde octubre del año pasado”, dice.

A lo largo de sus investigaciones, asegura haber encontrado a menudo mamíferos como delfines o manatíes afectados.

Los hemos visto marchar a la orilla todos manchados de petróleo y tienen toda la piel lesionada por el petróleo. Nosotros, como últimos consumidores en la cadena trófica (alimentaria), que comemos cangrejos o camarones, también nos contaminamos” por los elementos tóxicos que han ingerido los animales, sostiene la científica.

En Cabimas, Giovanny asegura que ha hecho “llamados a la industria petrolera, al Ministerio de Medio Ambiente para que por favor se asomen, tomen en cuenta el asunto, pero no nos dan la cara”.

Y es que el problema no sólo es la contaminación. En los últimos años, con la crisis económica, la piratería incrementó en el Lago de Maracaibo. “Me han atracado siete veces con armas y me han robado el motor y las especies”, se queja impotente.

Fuente: AFP


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