Este martes 31 de agosto la coalición creada por los partidos opositores al chavismo en Venezuela anunció que participará en las elecciones regionales y locales que se celebrarán el 21 de noviembre. La decisión pone fin a un boicot electoral emprendido en el 2018 con el que buscaban combatir la ilegalidad en la reelección de Nicolás Maduro como presidente del país.
MIRA: Venezuela: la oposición anuncia que participará en las elecciones regionales y locales de noviembre
“Nos mueve la difícil situación que atraviesa nuestro país, el sentido de urgencia para encontrar soluciones permanentes a nuestros padecimientos y el propósito de fortalecer la unidad”, señala el texto leído en la sede del partido Un Nuevo Tiempo, en Caracas, el mismo en el que se anunció la participación electoral.
- Muere detenido acusado de presunto plan contra el número dos del chavismo en Venezuela, denuncia ONG
- La búsqueda de desaparecidos tras los deslaves que dejaron al menos 20 muertos en Venezuela y miles de afectados
- “Que se mida”: Guaidó reta a Maduro a adelantar las elecciones presidenciales en Venezuela
Los opositores, sin embargo, no han dudado en recalcar que se enfrentan a unos comicios que “no serán justas ni convencionales”. Juan Guaidó, líder antichavista y presidente interino reconocido por decenas de países, fue una de las principales voces que advierten que están ante un proceso amañado.
MIRA: Venezuela: la oposición anuncia que participará en las elecciones regionales y locales de noviembre
Esa misma noche, Maduro celebró la decisión y descartó que las elecciones en su país estén controladas.
¿Fue una decisión acertada el regreso de los opositores a las boletas electorales venezolanas? El Comercio conversó con tres especialistas al respecto para conocer su opinión.
“Al no participar, la oposición no ha tenido mayor rédito sino que dio la impresión de que se había retirado de lo político esperando por una intervención o algo similar. Con esto demuestran que hay que volver al juego político. En ese sentido, están frente a un proceso electoral que parece ser una oportunidad para entrar nuevamente en el juego electoral, reconquistar espacios y recuperar la fuerza tan grande que demostró en el 2015″, señala el politólogo y consultor en asuntos de opinión pública José Vicente Carrasquero.
Por otra parte, el analista político Luis Nunes se muestra mucho menos optimista con la decisión y advierte sobre las consecuencias que podría acarrear.
“Esta vez decidieron apostar por ir a la elección, lo que contradice su posición de no reconocer a Maduro como mandatario. Si uno va a una elección es porque acepta las reglas de juego. Yo no soy nada positivo ni confiado porque el Poder Electoral está en manos del gobierno y mientras sea así intentarán manipular las elecciones a su antojo. Cuando la oposición se queje, además, les dirá que aceptaron participar. Yo no habría participado porque las reglas no están equiparadas. No creo en el sistema electoral venezolano porque está controlado por el Gobierno”, señala.
En tanto, el reconocido periodista venezolano Luis Carlos Díaz, señala que la decisión que tomaron los opositores tendría el mismo resultado. “La verdad es que están ante una coyuntura política en la que quedarían mal tanto si participan como si no participan. El conflicto político está en un nivel tan alto que unas elecciones regionales no significan absolutamente nada para cambiar la estructura de poder en Venezuela. Que la oposición gane 5 o 15 alcaldías no marca ninguna diferencia, que se lleve unas cuantas gobernaciones no pone en juego la hegemonía de Nicolás Maduro”, explica.
CANCHA INCLINADA
En los comicios de noviembre, los venezolanos elegirán a 23 gobernadores, 335 alcaldes, además de concejales y diputados locales. Los opositores al régimen de Maduro, sin embargo, advierten que su participación no será definitiva pues el Gobierno controla el Consejo Nacional Electoral (CNE), órgano rector de los procesos electorales.
“Es algo que comienza con el referéndum del 2004 que generó mucha desconfianza en el CNE y ha permanecido sobre todo entre la oposición. El chavismo te dirá que se puede confiar en el CNE pero la oposición evidentemente desconfía. El CNE no está seleccionado como manda la Constitución, lo óptimo sería que sus miembros sean independientes. La Unión Europea también desconfía de ellos, por lo que han pedido que haya una mejora en el proceso con observadores que brindarían garantías de que sea democrático”, señala Carrasquero.
Nunes agrega que al no tener forma de probar el fraude, pues el Gobierno controla la información referente al proceso, la oposición solo se ve limitada a protestar. “Pero ahora les dirán que participaron (de las elecciones). Este parece ser el dilema eterno en Venezuela”, dice.
“En las negociaciones que se acaban de dar en México tendrían que haber exigido pruebas claras de que están dispuestos a entrar en una competencia igualitaria. Pero ir con las mismas reglas de juego significa que la cancha está inclinada para un lado. Si no se dieron esas pruebas anticipadas de transparencia electoral veo a la oposición caminando a un despeñadero”, agrega Nunes.
Carrasquero, por su parte, considera que la participación electoral no legitima al régimen sino que representar la única vía por la que la oposición se puede mantener viva en el país.
“Yo para esto tengo un ejemplo. Hugo Chávez intentó dos golpes de Estado contra la democracia en 1992, y en 1998 participó de las elecciones que ganó. Juró ante el Congreso, pero eso no fue obstáculo para eliminarlo y crear la Asamblea Nacional o para que desconociera todo el proceso político. Que tú participes en la política no quiere decir que legitimes o reconozcas al régimen, sino que estás usando los canales para combatir a quien ocupa el poder”, explica.
CONFIANZA Y NUEVOS ROSTROS
Con la posibilidad de legitimar un proceso que muy probablemente asegurará en el poder al chavismo y además anularía la opción de protesta de la oposición, ¿por qué tomarían la decisión de participar?
Los expertos coinciden en que las razones son principalmente dos: recuperar la confianza de la ciudadanía y mostrar nuevos rostros políticos.
“La voz de la calle está muy dividida y decepcionada. Se verán nuevas caras y liderazgos para que la gente vuelva a creer, pero esta situación no se resuelve. Puede que en algunos distritos o alcaldías pequeñas consigan el voto, pero dependerá mucho de si el Gobierno decide maquillar la elección y les deja algunas migajas electorales. Pero las gobernaciones y alcaldías grandes definitivamente quedarán con el Gobierno. Creo que es un engañamuchachos, dicho en palabras bien criollas”, advierte Nunes.
“Tienes una oposición que no participó en el 2018 porque eran ilegales, tampoco en las legislativas del 2020, pero en este caso acumula en ciertas regiones fuerza política que quiere medirse. Hay dos estilos, una de quienes quieren ganar y no regalar las alcaldías al chavismo, y otra donde tienes a jóvenes líderes que hasta ahora no se han medido porque no han probado una campaña. Esas bases están pidiendo medirse e ir a una elección. Ahí habría una suerte de avance. Pero decir que pone en jaque al poder no tiene sentido. Maduro seguirá controlando dictatorialmente las instituciones”, remarca Díaz.
El periodista, además, advierte que no se debe pensar en la oposición como un grupo homogéneo.
“La oposición necesita manifestarse en las calles porque el proceso de negociación en México mantiene a la gente jugando banca, les dicen que no protesten, que no se movilicen ni nada. Pero hay una segunda manera de verlo, no hay una oposición sino distintos intereses, algunos quieren ganar visibilidad o cargos para pelearle el liderazgo a la oposición tradicional. Es una oposición que entra al juego electoral y es pasiva, hay una jugada política de crear una nueva oposición que cohabite pasivamente con el chavismo. Esta última asume que el chavismo ganó y solo puedes agarrar un trocito para vivir ahí, sin aspirar al gobierno grande”, explica.
CON LAS MANOS ATADAS
Luis Carlos Díaz también profundizó en las estrategias que aplica el chavismo cuando pierde el control sobre un territorio. Esta consiste, básicamente, en anular el poder del político elegido. Algo similar a lo que se vio cuando la oposición consiguió el control de la Asamblea Nacional en el 2015, resultando en la creación de una Asamblea Constituyente chavista que suplió al Parlamento original.
“Una alcaldía o una gobernación en Venezuela no es igual a una en el Perú, Bolivia, Chile o Colombia. Aquí todo el presupuesto pasa por Miraflores, por Maduro, y a las alcaldías opositoras se les niega, les quitan casi todas las obras públicas y crean una figura llamada los protectores. Cuando la oposición gana una gobernación el chavismo designa una autoridad a dedo que tiene más recursos y competencias, terminan gobernando por encima de los alcaldes o gobernadores. Eso pasa hoy en el estado Mérida, el gobernador no puede manejar la maquinaria ante los deslaves sino alguien del chavismo”, explica Díaz.
MIRA: Venezuela: fuertes lluvias y deslaves dejan al menos 15 muertos y más de 50.000 personas afectadas
El periodista, además, detalló los principales lugares en los que se podría imponer la oposición, pero recordando que el resultado a nivel nacional ya estaría decantado hacia el chavismo.
“La oposición tiene asegurados los municipios del este de Caracas: Baruta, Chacao y El Hatillo; también Lechería en Anzoátegui, el estado Táchira, los estados andinos, el estado Zulia, la isla de Margarita. La oposición tiene plazas ahí pero ni de cerca ganaría la mayoría, lo que vamos a ver es un mapa mayoritariamente rojo y el chavismo hará fiesta con eso”, precisa.
VIDEO RECOMENDADO
TE PUEDE INTERESAR
- Nicolás Maduro juramenta a 7 nuevos ministros, entre ellos el nuevo canciller
- Maduro anuncia que Jorge Arreaza, yerno de Hugo Chávez, dejará de ser canciller de Venezuela
- Liberan a exdiputado opositor venezolano preso Freddy Guevara tras el inicio del diálogo
- Guaidó agradece a EE.UU., Canadá y Unión Europea por el apoyo a negociación con Maduro
- Venezuela inicia un nuevo proceso de diálogo entre el gobierno de Maduro y la oposición: ¿Pueden llegar a un acuerdo?