Juan Guaidó irrumpió a inicios del 2019 como la esperanza de los venezolanos para poner fin al régimen de Maduro. La estrategia, hasta ahora, no ha resultado. (Foto: EFE)
Juan Guaidó irrumpió a inicios del 2019 como la esperanza de los venezolanos para poner fin al régimen de Maduro. La estrategia, hasta ahora, no ha resultado. (Foto: EFE)
/ Rayner Peña R.
Gisella López Lenci

Cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres”. ha repetido esta frase como una especie de mantra desde que se proclamó presidente encargado de el 23 de enero del 2019. Casi un año después, nada de eso ha ocurrido.

Las protestas opositoras en la calle son casi inexistentes, el pueblo venezolano intenta sobrevivir en medio de la crisis y no se vislumbra aún una salida del poder de Nicolás Maduro. Y para agregarle frustraciones, la oposición que él lidera mostró nuevamente sus fisuras.

El pasado domingo, cuando se daba por descontado que Guaidó sería reelegido para el período legislativo del 2020, una facción de opositores disidentes y de congresistas chavistas nombró como nuevo presidente de la Asamblea Nacional al diputado Luis Parra en una irregular elección. A pocos metros, Guaidó era retenido por la policía que había acordonado la sede legislativa. El presidente encargado debió ir al diario “El Nacional”, donde fue elegido otra vez como jefe del Parlamento por 100 votos.

Desde su irrupción hace un año, Guaidó volvió a dar esperanza a los venezolanos hartos de Nicolás Maduro. Parecía que lo lograba, pero con el transcurrir de los meses los ímpetus del joven ingeniero industrial fueron menguando. Denuncias de corrupción entre sus propias filas, frenéticos anuncios de cambio que no se cristalizaron y un régimen que supo ajustarse las tuercas fueron algunos de los factores para que la población siguiera alimentando su resignación. La salida de Maduro todavía parece lejana.

El diputado Luis Parra traicionó a Guaidó. (Foto: AFP)
El diputado Luis Parra traicionó a Guaidó. (Foto: AFP)
/ FEDERICO PARRA

En el 2019, Guaidó sacó a la oposición del hueco en el que había caído. Generó altas expectativas con un discurso basado en la irreversibilidad del cambio. Le dio a la gente máximas esperanzas, pero sin tener una base para ellas porque no tenía más poder que Maduro. Entonces, la gente sintió que se perdió el impulso. Eso no quiere decir que la gente se haya acostumbrado a la idea de que Maduro continúe, solo que ya no se involucra tanto, ve las cosas a la distancia sin mucha confianza. Pero Guaidó es el líder opositor con más apoyo”, señala a El Comercio el analista político venezolano Luis Salamanca.

En la segunda mitad del año, Guaidó trató de revitalizar las manifestaciones, pero la respuesta fue mínima. Denuncias de malos manejos en la entrega de la ayuda humanitaria, que movilizó a la comunidad internacional en febrero pasado, golpearon su liderazgo. También se supo de malversaciones de fondos para pagar a militares que desertaron y se refugiaron en Colombia. Y a final del año, un portal venezolano reveló que nueve legisladores opositores influyeron para librar de responsabilidad a un empresario colombiano cercano a Maduro. Entre estos congresistas estaba Luis Parra, el reconocido nuevo jefe de la Asamblea Nacional por el régimen chavista.

Desgaste y expectativa

Para Luis Nunes Bertoldo, politólogo venezolano afincado en el Perú hace 20 años, también se trata de un problema de desgaste, sobre todo cuando se anunció demasiado y se concretó poco. “Como dicen los jugadores de dominó, el juego está trancado. Por una parte, en los partidos de la oposición hay egos muy fuertes y liderazgos muy personalistas que han impedido una consolidación opositora. Guaidó consiguió, de alguna manera, unificar en un 80% a la oposición, pero el gobierno también apeló a la estrategia de ‘divide y vencerás’. Ya sabemos que ciertos congresistas han recibido dinero en cuentas de paraísos fiscales para impedir que Guaidó asumiera el pasado 5 de enero”, asegura.

Guaidó no ha logrado el cese de la usurpación, instaurar un gobierno de transición ni la realización de elecciones libres. (Foto: AFP)
Guaidó no ha logrado el cese de la usurpación, instaurar un gobierno de transición ni la realización de elecciones libres. (Foto: AFP)
/ CRISTIAN HERNANDEZ

Se generó una expectativa de cambio más psicológica que política. Pero la agenda del cambio sigue planteada. La votación del pasado domingo demuestra que Guaidó no ha sido abandonado por los principales grupos opositores. Lo han abandonado algunos dirigentes, pero es porque el gobierno está haciendo su trabajo de tratar de minar a la oposición, pero no lo logró”, dice Salamanca.

Guaidó sabe que el 2020 es un año fundamental. Habrá nuevas elecciones legislativas que pueden darle el espaldarazo que necesita para iniciar el esperado cese de la usurpación, o terminar como el diputado que intentó, y no pudo, ponerle punto final al chavismo.

Un 2019 convulso

5 de enero

Guaidó, diputado del partido Voluntad Popular, es elegido presidente de la Asamblea Nacional.

23 de enero

Guaidó se proclama presidente encargado de Venezuela y desconoce el gobierno de Nicolás Maduro.

23 de febrero

La oposición venezolana intenta hacer ingresar infructuosamente camiones con ayuda humanitaria desde Cúcuta (Colombia) y Roraima (Brasil), con el apoyo de Estados Unidos. Dos de los vehículos fueron incendiados.

30 de abril

La operación Libertad fue un intento fallido de insurrección militar que buscaba deponer a Nicolás Maduro. Durante la jornada se liberó al opositor Leopoldo López, quien terminó refugiándose en la Embajada de España en Caracas.

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