Ahorremos para la vejez, por Luis Valdivieso Montano
Ahorremos para la vejez, por Luis Valdivieso Montano
Redacción EC

Muchos temas de importancia relacionados a nuestros sistemas pensionarios se han discutido públicamente en días pasados. En esta oportunidad trataremos el de la obligatoriedad. 

El Estado Peruano, como la mayoría de países, obliga a los que trabajamos a ahorrar para evitar que cuando lleguemos a los 65 años caigamos en la pobreza y dependamos de nuestras familias o del Estado. Esto implica reducir gastos e inmovilizar parte de nuestros ingresos durante nuestra vida laboral. 

Me considero un economista liberal y para mí la libertad individual y gastar menos hoy para financiar nuestra vejez son cruciales, pero no me siento menos libre por ser obligado a ahorrar. Obviamente me frustraría si le doy mis ahorros al Estado, perdiendo el control absoluto de los mismos, a cambio de una promesa de pensión que no se cumple y que se reduce cuando hay crisis fiscales, y que no me devuelve mis fondos si no cumplo con demostrar 20 años de aportes, tal como ha sucedido y continuará sucediendo en el sistema público (). 

Pero si les doy estos ahorros en administración a profesionales, sin perder nunca mi propiedad, como en el , la pregunta es si el SPP me da beneficios adicionales. Este sistema trata de maximizar la rentabilidad de mis ahorros según el riesgo que quiero asumir y las condiciones de mercado; mi pensión dependerá de cuánto ahorro y cuánta rentabilidad (neta de comisiones) me genera mi administrador de fondos. 

La respuesta es sencilla: al invertirse profesionalmente mis ahorros con los de los demás, los riesgos son regulados, se comparten y puedo lograr mayor rentabilidad, pues los fondos grandes acceden a segmentos del mercado financiero altamente rentables y seguros que no podría acceder individualmente, como invertir en grandes proyectos de infraestructura. 

Recordemos que el SPP nos ha generado a los afiliados una rentabilidad anual promedio de 12,6% desde que se creó, y la más alta en América Latina desde que se introdujeron los tres tipos de fondos. No ha habido ningún instrumento financiero en el Perú que supere la rentabilidad anual promedio obtenida por nuestros fondos privados de pensiones con riesgo controlado. 

Dejarnos hacer lo que nos da la gana con nuestros ahorros para la vejez no garantiza que a todos nos irá bien en nuestras inversiones individuales. Si les va mal a algunos y se empobrecen, eventualmente el Estado tendrá que imponer impuestos a los que les fue bien (contemporáneos y futuras generaciones) para sostenerlos a través de programas de pensiones solidarias. 

Haciendo un paralelo, imagínense lo que sería Lima sin semáforos, sin sentido del tránsito en las calles, sin límites de velocidad y sin castigos por manejar ebrio. Algunos serán cuidadosos y otros irresponsables, pero muchos terminaremos accidentados, inválidos o muertos, y alguien tendrá que pagar la factura. ¿Deberíamos sentirnos menos libres por estar obligados a observar las reglas de tránsito, o debe primar el criterio de seguridad individual y colectiva?

Temas del sistema previsional y las experiencias en países con un sistema de pensiones como el nuestro se debatirán en el XII Seminario Internacional de la Federación Internacional de AFP (FIAP) y en el I Congreso de la Asociación de AFP del Perú (AAFP), que se realizarán en este jueves 15 y viernes 16 (www.aafp-fiap-2014).