¿El presidente debe ser vacado?  Los congresistas Rossangella Barbarán (Fuerza Popular) y Carlos Zeballos (Perú Democrático) escriben al respecto. (Ilustración: Víctor Aguilar)
¿El presidente debe ser vacado? Los congresistas Rossangella Barbarán (Fuerza Popular) y Carlos Zeballos (Perú Democrático) escriben al respecto. (Ilustración: Víctor Aguilar)
Carlos Zeballos

En medio de un escenario caracterizado por motivaciones parlamentarias, armadas de esfuerzos interpretativos recurrentes para convencernos sobre la necesidad y conveniencia política de la presidencial, advertimos que, en un gesto democrático, el presidente de la República, , a través de un mensaje al Parlamento el pasado martes, hizo un llamado a un pacto por la gobernabilidad y el bienestar de la población, como un esfuerzo más para pasar la página de un inicio de gestión débil, como él reconoció.

Sin embargo, en asimetría política a tal postura, un grupo de ciudadanos, que no necesariamente gozan de la confianza política de la ciudadanía, argumentan causales de traición a la patria, corrupción, organización criminal, incapacidad moral permanente y escasa experiencia en gestión pública, devenidos de una secuencia anterior de cuestionamientos post electorales: como cercanía al terrorismo, proponer un comunismo económico e incluso estar detrás de un fraude electoral entre otros hitos de discurso.

Tal contexto coyuntural tiene una escasa solidez argumentativa y documentada; pues, en base a subjetividades, se pretendió y aún se pretende ocupar espacios políticos y de poder no conferidos por la voluntad popular. Ello, a todas luces, es solo una perorata.

Entendido así, se configura un escenario de inestabilidad política y administrativa que, a todas luces, limitaría el accionar del cualquier equipo de técnicos “idóneo o no”, que busque comprometerse con el cambio social, la reactivación económica y la solidez de nuestras finanzas nacionales.

Por ello planteamos que, en este tiempo de distensión política, el cual parece haberse consolidado con las declaraciones de los principales voceros de las bancadas parlamentarias, es el mejor momento para trabajar y dejar trabajar. Es hora de que cada uno haga lo que tiene que hacer en la forma, oportunidad e idoneidad correspondiente, observando la ética y transparencia que amerita la función pública.

No debemos olvidar que tanto quienes están en el Ejecutivo, como quienes estamos en el Legislativo, somos personas dedicadas a la función pública, que tiene como fin supremo el bienestar de la Nación y la protección de sus intereses.

Asimismo, creemos que es momento de promover y valorar los gestos políticos que se puedan dar desde el Ejecutivo y el Legislativo, y que estos sean orientados al afianzamiento de la gobernabilidad del Perú como Nación soberana y República democrática. Para que, de esta forma, se inicie un juego en pared a fin de afrontar estratégicamente los retos que impone el contexto mundial, como el fortalecimiento económico ante escenarios de escasez, la competitividad del aparato productivo nacional ante el desarrollo tecnológico, la valoración del ser humano y su entorno de vida como cimiento del progreso sostenible y sustentable a mediano y largo plazo.

Exhortamos a los actores políticos a que se involucren en los problemas nacionales, desde una óptica constructiva, sin descuidar la fiscalización y transparencia. Es momento de sumar nuestras mejores propuestas para un buen y debatirlas buscando consensos antes que componendas.

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