A FAVOR
Bienvenido el Dakar
- Arturo Woodman -
Ex presidente del Instituto Peruano del Deporte (IPD)
Hemos recibido con satisfacción la noticia que los organizadores del Dakar y el Gobierno Peruano han acordado, después de dos años de interrupción, que el próximo Dakar, enero del 2016, incluya a nuestro país. En esta ocasión partirá de Lima y, por primera vez, pasará por varias ciudades de nuestra sierra, entre ellas Ayacucho, Apurímac, Puno y, posteriormente, ingresará a Bolivia, para concluir en Argentina.
En términos generales, este evento será como los anteriores: beneficioso para nuestro país. Primero, porque los efectos que nos trae el turismo son enormes, pues es transmitido directamente por la televisión a más de 100 países, con alrededor de 1.200 horas de cobertura internacional. Segundo, porque se fomenta el deporte del automovilismo y, sobre todo, millones de nuestros conciudadanos se recrean con este extraordinario espectáculo de forma gratuita. Además, en esta ocasión, como se ha dicho, la mayor parte del recorrido es por los pueblos de nuestros Andes, donde es conocido que la afición es muy alta. Inclusive, los alumnos de los colegios de esas zonas tendrán la oportunidad de ver y alternar con deportistas de otras latitudes, incentivo que seguramente motivará que narren sus espectaculares impresiones y hagan el ejercicio de calcular los tiempos que emplea cada competidor y la diferencia que se llevan entre ellos.
La ganancia para el país es considerable, comparada con la inversión que realizamos, pues esta no supera hoy los US$25 millones, incluido el pago que se hace a los organizadores, la construcción de campamentos, los servicios logísticos de salud, transporte y seguridad. Por otro lado, los beneficios que se obtienen superan de 20 a 30 veces como mínimo el indicado costo, es decir, teóricamente este llega aproximadamente a US$500 millones.
Obviamente, la preservación de nuestro patrimonio cultural y el cuidado del medio ambiente estarán ampliamente controlados. Por un lado, conozco el cuidado que toma en ello la empresa organizadora francesa (ASO) al igual que nuestras autoridades encargadas de confeccionar la hoja de ruta y sus accesos, los cuales no vulneran nuestro valioso patrimonio. Asimismo, se toman todas las medidas para la conservación del medio ambiente, incluida la limpieza posterior del paso de la caravana de autos de los competidores y los que utilizan los espectadores para llegar al evento. Independientemente de que la cultura de todos los asistentes tiene que ponerse en evidencia y colaborar ampliamente en ello.
Un tema interesante para promover en el futuro es que en esta competencia (que se realizará por tercera vez en la ruta sur del país y una decena de veces por el territorio de Argentina) debería analizarse la posibilidad de integrar a otros países como Colombia y Ecuador y así llevarlo al norte peruano; o, por qué no, inclusive más adelante pegar el salto de hacerlo de Lima hasta Río de Janeiro uniendo al Pacífico con el Atlántico.
Proponer estas rutas no resulta nada fantasioso, pues este deporte y la competencia Dakar lo ameritan y nos corresponde proyectar y ayudar a que el Perú tenga su Dakar en todo el territorio. Este Rally Dakar y las competencias del Panamericano que se realizará en Lima en el 2019 nos catapultan a ser un país organizador de grandes y convenientes eventos.
EN CONTRA
No al Dakar
- Klaus Hönninger Mitrani -
Director del Museo Paleontológico Meyer-Hönninger
¿Tenemos las condiciones necesarias para realizar Dakar? Es una pregunta muy fácil de responder para los que conocemos la realidad patrimonial y ecológica de nuestro país y no nos regimos por intereses económicos. Por eso, mi respuesta es definitivamente: no.
Mis argumentos no se basan en subjetividades o antipatía a un evento que nos cuesta US$15 millones, cuando necesitamos el dinero para reconstruir Chosica y Santa Eulalia. Se basan en pruebas rotundas que se han venido denunciando desde la primera edición. Pero empecemos por la realidad arqueológica del Perú; como pocos saben, las antiguas culturas asentadas en la costa peruana no desaprovechaban el reducido espacio cultivable para la construcción de sus ciudades, cementerios y templos, lo hacían en las zonas desérticas. Este hecho no solo es corroborado por los innumerables hallazgos, sino que cada año se descubren nuevos yacimientos arqueológicos y paleontológicos en ellos.
Muchos de los geoglifos se mantienen aún sin inventariar, como los hallados en la zona de Pozo Santo, Pisco, que fueron dañados severamente por la edición anterior del Rally Dakar, el cual fue documentado y denunciado oportunamente por el ingeniero Alex Sender. A esto se suman los daños registrados por imágenes de satélite y que también fueron denunciados por Ana María Cogorno, directora de la Asociación María Reiche en Nasca. Consideremos también que el desierto de Ica es reconocido como uno de los yacimientos paleontológicos más importantes del mundo, donde los fósiles de grandes animales marinos yacen repartidos por toda su extensión.
Es importante señalar que la ruta del Rally Dakar es secreta antes, durante y después del evento. Este hecho es corroborado por un reportaje de un diario local, del 14 de enero del 2013. En él se le pregunta a los responsables del Ministerio de Cultura acerca de las medidas de prevención que se iban a adoptar. La respuesta fue que “las rutas son de carácter secreto por determinación de la ASO (incluso luego de ser recorrida la etapa)”. Esa declaración no nos debería alertar si no fuera por el hecho que en el mismo reportaje el arqueólogo del ministerio, Luis Enrique Cáceres, “reconoce que el trabajo de delimitación es complicado porque cada día se descubren nuevos yacimientos”. Por eso para él, “delimitar una zona resultaba imposible”.
Ante esta situación, lamento que no se haya tomado en cuenta el informe contundente del gobierno de Ecuador que rechaza el Dakar y que tampoco se haya seguido el camino solidario de Chile, al retirar su participación en la competencia para usar el dinero en la reconstrucción de las viviendas por la reciente catástrofe ocurrida en el norte de ese país.
Por lo tanto, la Comisión de Patrimonio del Congreso debería explicar el motivo por el cual a Greenpeace se le ha dado un trato legal severo por los leves daños alrededor de la figura del colibrí en Nasca. En cambio, a los organizadores del Dakar, quienes sí han dañado el patrimonio arqueológico y paleontológico en ediciones anteriores, los protegen y aplauden abriéndoles las puertas nuevamente para el 2016. Es más, dicha comisión debería exigir al gobierno nombrar a un ministro que asuma la responsabilidad ante cualquier daño a nuestro patrimonio.