"Está demostrado que las reservas marinas, y en particular los montes submarinos, como la Dorsal de Nasca, son lugares estratégicos que cumplen ese rol".
"Está demostrado que las reservas marinas, y en particular los montes submarinos, como la Dorsal de Nasca, son lugares estratégicos que cumplen ese rol".
Enrique Ortiz Tejada

La existencia de una cordillera submarina perpendicular a la costa sur del Perú, a manera de un espinazo, hace volar mi imaginación. Esta, de estar al nivel del mar, estaría casi en Ticlio en altitud, y hasta tendría picos con nieve. Es la llamada , y la porción que entra en aguas peruanas –a 100 kilómetros de la costa de Ica– está a puertas de ser declarada como la Reserva Nacional Dorsal de Nasca. Esa cordillera, sumergida a miles de metros de profundidad, es una de esas joyas naturales del Perú, dotada de una riqueza biológica extraordinaria. Protegerla es una responsabilidad de la nación.

Esta cordillera está separada del continente por la llamada fosa de Nasca: un abismo que supera los seis mil metros de profundidad y muy próxima a la costa. Desde el fondo de esta, a las cimas de la propuesta área protegida, hay una profundidad equivalente a la altura del nevado Ausangate y, aun así, esos picos están a dos kilómetros de la superficie. Es difícil imaginar ese mundo al revés, donde se mide de arriba hacia abajo, pero los estudios batimétricos nos dan una idea de su complejidad, importancia y de su fragilidad.

Resulta extraño pensar en proteger algo que no vemos, pero hay fuertes razones para ello. La salud de nuestros mares y sus pesquerías dependen de la protección y manejo de las especies, que incluye salvaguardar las áreas de reproducción y aquellos sitios especiales donde las especies aumentan en población. Está demostrado que las reservas marinas, y en particular los montes submarinos, como la Dorsal de Nasca, son lugares estratégicos que cumplen ese rol; además de proteger comunidades biológicas muy raras, como los arrecifes de coral de aguas frías, extrañas formas de vida dependientes de hidrotérmicas sulfúricas y otras aún por descubrir. Se estima que conocemos más de la Luna o de Marte que de nuestros fondos marinos.

Al ser de una categoría de reserva, esta respeta y permite actividades pesqueras de quienes tienen historial de pesca en el área y de aquellas modalidades que no constituyan un riesgo directo al fondo y los montes submarinos, que es uno de sus principales objetos de conservación. Siendo casi la totalidad de la actividad pesquera en aguas superficiales, se ha propuesto una zonificación vertical en la que esta puede realizarse hasta 1.000 metros de profundidad, dejando los rangos más profundos como zonas de protección estricta. El único tipo de pesca que opera a profundidades mayores que esa –en la zona y a lo largo de toda la costa del país– es la de bacalao de profundidad. Esta pesca de exportación es llevada a cabo solo por cinco embarcaciones, utilizando espineles de fondo, aparejo no selectivo de comprobado impacto nocivo para los fondos marinos. Por esa razón se ha planteado que esa práctica quede excluida de la zona. Más aún cuando del total de capturas de esa flotilla, menos del 7% es realizada en el área protegida propuesta. Esta reserva no representa una merma significativa. Es muy importante que se mantenga esta única restricción.

Esta reserva será la primera área protegida enteramente marina del Perú. Es vergonzoso que el país más privilegiado en recursos pesqueros del mundo no tenga una sola de ellas. La Reserva Nacional Dorsal de Nasca nos pone en buena ruta para cumplir nuestros compromisos internacionales, como las metas de Aichi del Convenio de Diversidad Biológica. El , , la Sociedad Nacional de Pesquería y todos los peruanos debemos decir juntos: “ojos que no ven, corazón que sí siente”.

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