El estado de emergencia, por Rafael Castillo Alfaro
El estado de emergencia, por Rafael Castillo Alfaro
Rafael Castillo Alfaro

Han pasado más de cinco meses desde que el gobierno decretó el estado de emergencia en el Callao. El objetivo de dicha medida, según lo señalado por el ministro del Interior y el texto del Decreto Supremo 083-2015-PCM, es restablecer el orden interno debido a los niveles de violencia armada producto del enfrentamiento entre organizaciones dedicadas a la extorsión y al narcotráfico. 

Hoy, con la captura de los líderes de las dos organizaciones más grandes, según la Policía Nacional (PNP), y con gran parte de sus miembros detenidos, es inevitable reflexionar acerca de los principales problemas del Callao que motivaron esta medida de emergencia y cómo se relacionan. En este punto seamos directos: el principal problema de esta provincia es la formación de organizaciones dedicadas principalmente a la extorsión, cuyas zonas de operación alcanzan no solo a otros distritos de Lima sino a otras regiones del país. 

La extorsión proveniente del Callao ve al tráfico de drogas como la actividad económica más redituable (por encima de la construcción de edificios y las obras públicas en el primer puerto). Por su parte, el sicariato es una actividad accesoria y dependiente tanto de la extorsión como del narcotráfico. En consecuencia, el objetivo principal que debería tener el estado de emergencia en el Callao es desarticular las principales organizaciones criminales dedicadas a la extorsión que operan dentro del principal puerto. 

Para ello es ineludible el fortalecimiento de las acciones de inteligencia operativa de la PNP. No obstante, si en el Callao no hay policías dedicados a elaborar información de inteligencia acerca de estas organizaciones criminales (según lo manifestado recientemente por el fiscal superior y coordinador nacional de Fiscalía Especializada contra el Crimen Organizado, Jorge Chávez Cotrina), entonces, queda en evidencia el nivel de desorientación de las investigaciones en la lucha contra la extorsión.    

Alcanzar este objetivo requiere que se reduzca progresivamente el tránsito de la cocaína dentro de la provincia del Callao. Así, resulta necesario el despliegue de mayores recursos por parte de la PNP para controlar, en principio, los tres terminales concesionados por la Autoridad Portuaria Nacional. Además, una coordinación con la Marina para monitorear parte del mar y la costa chalaca, a fin de evitar el uso de embarcaciones de pesca artesanal para sacar la droga por el mar. Hoy se sabe que los laboratorios clandestinos para el procesamiento de grandes cantidades de pasta lavada proveniente del Vraem están en otros distritos de la capital; su ubicación y destrucción deberá continuar en lo que queda del año. 

Las acciones para desincentivar el tránsito de la cocaína requieren un mayor esfuerzo del sector Interior en lo referente a lucha contra la corrupción, toda vez que la cocaína busca abrirse paso a como dé lugar, sin escatimar en adquirir conciencias a diestra y siniestra. Es difícil pensar que en tan poco tiempo las organizaciones dedicadas al narcotráfico internacional hayan desarrollado otras formas de operar sin pasar por las calles del Callao o, menos verosímil aun, que se estén ‘stockeando’ de droga en almacenes clandestinos, esperando a que se termine el estado de emergencia y arriesgándose a que un eficiente miembro de la PNP (sí, creemos que la mayoría no son corruptos) dé con su ubicación. 

Finalmente, el problema de la escalada de violencia armada en el puerto no se va a disipar con la desarticulación de tal o cual organización. Por el contrario, la ausencia de estas organizaciones delictivas sirve de estímulo para que otras organizaciones menores busquen mejorar su situación de poder, configurándose un enfrentamiento entre ellas, en su afán por controlar la mayor parte de los ilícitos negocios. Por ello, el gobierno debe mantener el estado de emergencia. 

Es evidente que la restitución del orden interno en el Callao requiere de objetivos y actividades complementarias por parte de los tres poderes del Estado. La desarticulación de organizaciones dedicadas a la extorsión determinará el restablecimiento del orden interno, sin el cual es improbable el éxito de cualquier intervención orientada a la seguridad ciudadana en el Callao. En otra oportunidad desarrollaremos la relación entre la formación de organizaciones dedicadas a la extorsión y la realidad social de la juventud en el Callao.