Aprovechando la cumbre climática de París en el 2015, 20 líderes mundiales se comprometieron a duplicar la investigación y el desarrollo de la energía verde para el 2020. Hoy van camino de incumplir esa promesa.
Los datos de la Agencia Internacional de Energía (AIE) muestran que los países ricos de la OCDE están invirtiendo solo el 0,03% del PBI en I+D (Investigación y Desarrollo) de energía baja en carbono, un porcentaje que no ha cambiado desde que se formalizó el compromiso.
La política climática ha estado llena de promesas incumplidas desde la Cumbre de la Tierra de 1992 en Río de Janeiro. De hecho, las principales promesas escritas del Acuerdo de París no se están cumpliendo. Un estudio reciente revela que solo 17 países, entre ellos Samoa y Argelia, cumplen sus compromisos de reducir el crecimiento de las emisiones de carbono, y solo lo están haciendo porque sus promesas fueron minúsculas.
Pero la promesa de I+D es diferente. Es relevante que los países ricos ignoren este compromiso, porque la inversión en energía verde es la única política que podría suponer una gran diferencia contra el cambio climático.
La realidad es que, hoy en día, la energía solar y eólica juntas solo proporcionan alrededor del 1% de la energía global. La AIE estima que incluso en el 2040 cubrirán poco más del 4% de la energía global.
A pesar de que los gobiernos alientan el desarrollo de las tecnologías de energía verde, las energías renovables aún tienen dos grandes problemas.
En primer lugar, ocupan una cantidad asombrosa de espacio que a menudo reemplaza a la naturaleza. Para producir la energía equivalente a una central eléctrica de gas que ocupa una hectárea, se necesitarían 73 hectáreas de paneles solares, 239 hectáreas de aerogeneradores en tierra o la asombrosa cantidad de 6.000 hectáreas de biomasa.
En segundo lugar, y más importante, la energía solar y eólica son intermitentes o poco fiables. La energía solar no se produce cuando el día está nublado o durante la noche. La energía eólica no se produce cuando hay poco o no hay viento.
La tecnología de las baterías está lejos de ser útil para ayudar a que la energía solar y eólica duren más: en EE.UU., el almacenamiento total de las baterías podría alimentar a la nación durante solo 14 segundos.
La realidad es que las alternativas a los combustibles fósiles simplemente no cuajan. Y esto explica en gran medida el motivo por el que las promesas de reducción de carbono se han incumplido y no se ha podido controlar el aumento de las temperaturas.
Por lo general, el uso del carbón sigue resultando más económico. El informe más reciente de la Agencia Internacional de la Energía afirma que mientras se lidia con la falta de fiabilidad de la energía solar y eólica, el carbón existente será más barato que la nueva energía solar y eólica en todas las principales regiones hasta, al menos, el 2040.
Este simple hecho es la razón por la que todavía no tenemos una solución para el calentamiento global: la energía verde, en su mayoría, aún no puede competir globalmente con los combustibles fósiles.
Cuando 27 de los principales economistas del cambio climático del mundo y tres premios Nobel analizaron para el Copenhagen Consensus toda la gama de soluciones climáticas, llegaron a la conclusión de que la innovación en energía verde es la mejor inversión.
Invertir mucho más en I+D de energía verde significa que podemos comenzar a buscar muchas soluciones. Podría significar una mejor energía solar y eólica, combinada con baterías. Sin duda, deberíamos investigar más a fondo en esas áreas, en lugar de erigir masivamente paneles solares y aerogeneradores más ineficientes. Pero también debemos centrarnos en explorar la fusión, la fisión, la separación del agua y muchas otras ideas.
La promesa, en el 2015, de financiar esta investigación debería ser más que palabras vacías. Lo firmado en París comprometió a los países a un camino hacia la búsqueda de alternativas mejores y más baratas a los combustibles fósiles. Han pasado tres años con pocos hechos que mostrar. Es hora de renovar el compromiso con ese objetivo.