"La clase política peruana ha sido desnudada".
"La clase política peruana ha sido desnudada".
/ NUCLEO-FOTOGRAFIA > GIANCARLO AVILA

La clase política peruana ha sido desnudada. Su desconcierto frente a las manifestaciones de la semana pasada, sin saber interpretarlas, acusando a los jóvenes de estar manipulados, de ser subversivos, de formar parte de un plan que busca un nuevo orden mundial, demuestra no solo que su forma de hacer política está desfasada, sino que se construyó siguiendo un “código de corrupción” que esta nueva generación ya no está dispuesta a tolerar.

Nuestro país tiene una tradición penosa. Elegimos una y otra vez a los mismos políticos cuestionados. El “roba pero hace obra” por mucho tiempo guió nuestras decisiones. Ejemplos sobran. No son pocas las personas con graves denuncias que fueron electas como autoridades. No obstante, las protestas contra la vacancia de y la presidencia de Manuel Merino, expresan un fuerte rechazo a este “código de corrupción” que hasta ahora sustentó este triste lema.

El sociólogo estadounidense Jeffrey Alexander observó que lo que cementa y da unidad a la sociedad de su país es un código binario “democrático-no democrático” que determina cómo deben ser los actores, las relaciones y las instituciones que forman parte de su esfera civil. Lo que es considerado “no democrático” queda fuera. El código binario peruano no es tanto un código democrático, sino un “código de corrupción” atenuado, es decir “corrupto-no tan corrupto”, o “corrupto tolerable”, que definió actores, relaciones e instituciones en nuestro país. Esto hizo que el “roba pero hace obra” sea lo que, paradójicamente, nos diera algo de racionalidad.

Pero las manifestaciones dan cuenta de una urgencia por superar esta situación. Hay que recordar que hasta antes de la vacancia de Vizcarra la ciudadanía estaba dispuesta a esperar a que termine su mandato pues confiaba que al final enfrentaría a la justicia. El problema fue que quienes pretendían esta medida eran personas igualmente cuestionadas. Por ello, producida la salida del expresidente, las manifestaciones no fueron en su defensa, no se exigía su retorno a Palacio, sino que quien asumiera en su lugar sea una persona realmente honesta y sin intereses.

Pero si se está gestando un nuevo código, ¿cómo son los actores, las relaciones e instituciones que este define? Quienes participaron en esta manifestación fueron principalmente jóvenes, feministas, integrantes de colectivos LGTBIQ+, sindicatos de trabajadores, estudiantes, kpopers, otakus, skaters, barristas de fútbol, influencers de Tik Tok, etc. Una diversidad de actores relacionándose de manera horizontal. Ningún grupo sobresalió por encima de los otros, no hubo banderas particulares, no había una única voz autorizada para hablar en nombre de todos. Los actores de la vieja clase política quedaron descolocados, como el expresidente del Consejo de Ministros Ántero Flores-Aráoz, quien no entendía las demandas y hasta reclamaba, como el viejo código dictaba, reunirse con un grupo de representantes para acordar el fin a las protestas. En lo institucional hay que destacar el nivel de organización, coordinando desde las redes sociales, formando brigadas de primeros auxilios, de desactivadores de bombas lacrimógenas, y compartiendo información de primera mano sobre el desarrollo de las manifestaciones, excluyendo de paso a los medios de comunicación tradicionales. Lo que las manifestaciones demostraron es que la voluntad de los ciudadanos se expresa no solo en las urnas. Tomar las calles es una alternativa además de legal, efectiva.

Sin embargo, la idea de una sociedad abierta, democrática y diversa, en la que no importan las características particulares, en la que las diferencias pueden exhibirse y celebrarse con libertad, está aún lejos de ser una realidad. Es un proceso y hay que hacer el esfuerzo por sostenerlo. El cemento recién fraguado de nuestra sociedad será inconsistente si persiste la discriminación por género, raza, etnicidad, religión, ideología, etc., así como jerarquías de poder y clase que hacen que algunos se crean con mayor capacidad y derecho que otros para participar en la esfera civil.

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