Antes que innovar, por Carlos Ganoza Durant
Antes que innovar, por Carlos Ganoza Durant
Carlos Ganoza

¿Qué tiene más sentido para las empresas en el Perú: inventar tecnología o copiar y adoptar la que ya existe? Para el gobierno parece que inventar, y eso es lo que trata de incentivar la nueva 

La innovación es un motor importante del desarrollo económico, pero no toda la innovación es igual. Para países que están cerca de la frontera tecnológica (como Estados Unidos o Alemania), invertir en ciencias y tecnología aplicada tiene un retorno alto. Pero para un país que está lejos de la frontera tecnológica como el Perú, es más rentable invertir en adoptar tecnología que ya existe. 

Un ejemplo claro de lo lejos que están las empresas peruanas de la frontera tecnológica es su atraso en alcanzar las mejores prácticas en un área que no requiere de ciencia ni tecnología y que debería ser lo más simple: la gerencia. El impacto de esto no es trivial. Nicholas Bloom, economista de la , ha liderado estudios que muestran que la adopción de prácticas modernas de gestión es uno de los factores más importantes para explicar las diferencias en productividad entre países pobres y ricos. En el Perú son pocas las empresas que usan técnicas de manufactura modernas, que utilizan sistemas de gestión para optimizar sus inventarios, su productividad de ventas o producir mejor información gerencial, y que tienen buenas prácticas de gestión del desempeño, entre otras cosas. 

Si las empresas no han ido por ese camino, el más fácil para mejorar su productividad, ¿por qué harían algo mucho más difícil y riesgoso como inventar tecnologías? ¿No tiene más sentido promover que adopten tecnología existente antes de pedirles que la inventen?

La nueva ley establece incentivos tributarios para la inversión en investigación y desarrollo (I + D), y tiene como lógica implícita que las empresas no innovan porque les es poco rentable, pues no pueden apropiarse de todos los beneficios que generen, pero como la sociedad sí se beneficia con la innovación hay que subsidiarla.

Si bien como argumento teórico eso es cierto, su relevancia como sustento para una política en el Perú es discutible. 

Primero porque más sentido tiene adoptar tecnología que desarrollarla.

Y segundo porque ignora la necesidad de responder primero la pregunta de por qué las empresas ni siquiera adoptan métodos y tecnologías probadas que ya existen (y para las que la rentabilidad sí debería ser alta). 

No hay una respuesta clara, sí sospechas. El entorno en el que funcionan las empresas no facilita la adopción de tecnología porque el personal es poco calificado, el capital es caro, y la presión competitiva en muchos sectores es baja. La estructura de propiedad de las compañías tampoco estimula la adopción de tecnología: la evidencia sugiere que las empresas familiares son menos dinámicas e innovadoras que las controladas por inversionistas institucionales como fondos de capital privado o capital de riesgo. 

En un entorno así es dudoso cuánto elevará la innovación y la productividad un incentivo tributario. 

Aunque cuestiono la efectividad de la ley, creo que es un gran avance que Produce tenga como prioridad diseñar políticas para mejorar la productividad.

(Para efectos de transparencia, declaro que dirijo un programa de emprendimiento que ha postulado a fondos concursables de Produce).