Los demócratas cuentan con los hispanos para que los ayuden a ganar la Casa Blanca, pero es posible que se lleven una sorpresa. Aunque he sido conservadora la mayor parte de mi vida, no voté por Trump y no lo haré. Pero entiendo por qué su tipo de populismo y su vínculo con la religión han tocado no solo a los votantes blancos y evangélicos, sino también a los hispanos.
Si bien la mayoría de los hispanos vota habitualmente por demócratas, durante casi cinco décadas una minoría considerable ha votado por republicanos.
En la campaña del 2016, el 28% de los hispanos votaron por Trump, a pesar de su lenguaje abiertamente racista. Las encuestas ahora sugieren que ese apoyo se ha mantenido e, incluso, aumentado en estados clave.
En Florida, una encuesta muestra que Trump lidera entre los votantes hispanos en un 50%. En Texas, casi el 38% de los hispanos dice que apoya a Trump, mientras que en Arizona, el 29% lo hace.
Tendemos a pensar en los hispanos como un grupo minoritario no blanco, pero muchos no piensan en sí mismos en esos términos. Es más, un número creciente de hispanos son cristianos protestantes o evangélicos, un grupo que se inclina mucho más hacia Trump.
Pero quizás más que por su afiliación racial o religiosa, algunos votantes hispanos pueden gravitar hacia Trump porque creen que será mejor en la economía. Como la mayoría de los votantes estadounidenses, los hispanos califican la economía como el tema número uno en las elecciones.
Antes de la pandemia, el desempleo de los hispanos era más bajo y los ingresos familiares eran más altos que en la mayoría de los períodos anteriores. A pesar de que los hispanos se han visto afectados de manera desproporcionada por el coronavirus, aproximadamente un tercio aprobó el manejo de la pandemia por parte de Trump.
Otro factor que puede ayudar a Trump entre algunos votantes hispanos, especialmente en Florida, es su esfuerzo continuo por presentar a los demócratas como blandos con el socialismo. Algo más de una cuarta parte de los residentes de Florida son hispanos (incluidos cubanos, nicaragüenses y venezolanos) que huyeron de regímenes autocráticos. Cuando Trump les dice a los votantes que “Joe Biden es solo un caballo de Troya para el socialismo”, genera un temor real.
Se está haciendo tarde en el juego para cambiar la opinión de los votantes, pero es mejor que Biden preste atención a un grupo que los demócratas han dado por sentado. Trump comenzó a publicar anuncios en español en Florida tres semanas antes que Biden y tiene una campaña agresiva con 16 oficinas que se enfocan en atraer a los votantes hispanos. Si Biden no dedica más tiempo, dinero y organización a ganar votantes, puede ver frustradas sus esperanzas de convertirse en presidente.
–Glosado y editado–
© The New York Times
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