Lima puede hacer unos juegos exitosos, por Humberto Salicetti
Lima puede hacer unos juegos exitosos, por Humberto Salicetti
Humberto Salicetti

La reputación del país está en juego. Es de vital importancia que el Perú cumpla con este importante compromiso tanto de una forma costo efectiva como dejando el mayor legado posible para la promoción del deporte a escala nacional, que permita desarrollar una infraestructura deportiva y urbana que motive y facilite la formación de nuevos atletas, y conseguir la mayor transferencia de conocimiento posible que fortalezca la credibilidad y capacidad del país a poder aspirar a la puesta en marcha de futuros megaeventos de calibre mundial.

Para lograr un objetivo de tal envergadura, el primer paso es establecer un diálogo efectivo entre todas las entidades de gobierno y simplificar los procesos administrativos. El comité organizador de los Juegos Panamericanos Lima 2019 (Copal) debe lograr movilizar a las diferentes entidades del gobierno nacional, regional y  distrital hacia un trabajo en conjunto que permita agilizar trámites, aprobaciones y la realización de obras complementarias como el ordenamiento del transporte y la instalación de mejor equipamiento urbano. Las facultades legislativas delegadas al Poder Ejecutivo representan una oportunidad para incorporar ajustes normativos que faciliten de forma importante los procesos de contracción y organización del evento. Esto facilitaría enormemente la participación del sector privado.

El segundo paso es buscar el mejor talento. El país tiene que contratar a los mejores especialistas internacionales con experiencia para la preparación y operación de la infraestructura deportiva y la compleja ejecución de los juegos en términos de seguridad pública, transporte, telecomunicaciones, alimentación, medios de comunicación, entre otros. Sin embargo, es clave que la Copal forme un equipo peruano bien calificado de apoyo que facilite la navegación entre las instituciones y el entendimiento de la cultura local, y la captura de conocimiento.

El tercer paso debe ser el desarrollar un plan detallado del legado por cada obra de infraestructura y programa para la promoción del deporte. Todas las obras deportivas, nuevas o existentes, deben tener un plan detallado de operación y legado muy claro desde el inicio para garantizar la continuidad de los beneficios después de los juegos. Para lograrlo es fundamental abrir el diálogo con las comunidades, asociaciones y federaciones deportivas. De esta manera, se evitará repetir los casos de Atenas 2004 y Beijing 2008, donde obras multimillonarias se dejaron luego en abandono.

En Río 2016 no se construyeron “elefantes blancos”, por el contrario se utilizaron muchas estructuras temporales para hacer obras completas o parciales. Por ejemplo, uno de los coliseos temporales se va a desarmar para construir cuatro escuelas públicas. Adicionalmente, Río realizó importantes inversiones en infraestructura urbana y social que han contribuido a mejorar la calidad de vida de millones de cariocas de bajos recursos.

El cuarto paso clave es comunicar ampliamente a escala nacional lo que estos juegos significan y empezar a construir la base de más de 20.000 voluntarios necesarios para su ejecución.

Finalmente, tenemos que evitar el flagelo de la corrupción y el abuso que suele ocurrir cuando programas tan complejos como este se atrasan. Como es imposible transformar al estado en tan poco tiempo, se debería considerar establecer un esfuerzo público-privado que audite, controle, y monitoree el presupuesto público asignado a la infraestructura y operación de los juegos, bajo dirección de la Copal. Si ello se realiza de forma correcta, la transparencia sería otro legado positivo que dejarían los juegos. El tiempo apremia a menos de tres años para la apertura de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos Lima 2019. Es el momento de transcender las barreras políticas personales y mostrarle al mundo que el Perú unido puede enfrentar grandes desafíos con éxito.