Luego de la tempestad llegan las epidemias, por A. Velásquez
Luego de la tempestad llegan las epidemias, por A. Velásquez
Aníbal Velásquez

El refrán dice que luego de la tempestad viene la calma; sin embargo, esta vez no se ajusta a la realidad, porque luego de las inundaciones y las lluvias no viene precisamente la calma.

Durante el fenómeno de El Niño 1997-1998, se incrementó la enfermedad diarreica aguda diez veces más debido al colapso de los sistemas urbanos de agua y alcantarillado, el deterioro de los sistemas de conservación de alimentos, la dispersión de basura y la proliferación de moscas en las áreas afectadas. También se incrementaron las infecciones respiratorias agudas, neumonías, conjuntivitis e infecciones de la piel debido al polvo y aire contaminado por aguas servidas.

La mayor temperatura, las lluvias y la falta de agua de consumo favorecen la presencia de criaderos y aumentan la reproducción de los mosquitos transmisores de enfermedades. En esa temporada de El Niño se incrementaron los casos de malaria y dengue en el país.

Esta vez nos preocupa el incremento de casos de zika en el Perú. A partir de octubre del 2016 se incrementaron notablemente los casos: hasta diciembre se registraron 2.158 casos autóctonos, y en enero del 2017 se han reportado 635 casos. Es importante destacar que, según la OMS, solo el 20% de los infectados tiene síntomas; es decir, hay más personas asintomáticas que estarían portando el virus. La epidemia está localizada principalmente en Loreto, y hay casos autóctonos en Piura, Lima, Junín, Cajamarca, Tumbes, San Martín y Ucayali. Este año, en Loreto se reportaron 54 casos de gestantes con zika (CDC MINSA). 

También el Minsa reporta un incremento de casos de chikunguña: en enero de este año se han registrado 148 casos en 9 regiones del país (CDC MINSA). Esta enfermedad incrementa el uso de los servicios de salud debido al dolor intenso en las articulaciones. La epidemia en Colombia y Ecuador generó una sobredemanda de atenciones de salud.

En estos momentos, el riesgo de una epidemia extendida en el Perú es alto porque más de 14 millones de personas viven en 392 distritos de 19 regiones donde existe este mosquito. Las epidemias de zika y chikunguña fueron explosivas y extendidas en países vecinos. El zika en Brasil suma 346.020 casos y 2.366 recién nacidos con síndrome congénito (microcefalia), y Colombia con 103,830 casos y 86 síndromes congénitos asociados al zika (OPS: hasta enero del 2017).

Para reducir este riesgo, el sector Salud cuenta con un marco normativo que fortalece la autoridad sanitaria nacional. La Ley 30423, aprobada en la anterior legislatura, fortalece la autoridad sanitaria del Minsa para enfrentar riesgos y epidemias y puede intervenir directamente para asignar recursos adicionales. Esta ley se complementa con el D.L. 1156 de la reforma, que regula el procedimiento para la declaración de emergencias sanitarias y las transferencias económicas a las regiones (estas son auditadas en forma concurrente por la contraloría para asegurar un gasto efectivo, oportuno y honesto).

Estas medidas fueron puestas en práctica en el 2015 y 2016 con una acción intersectorial, intergubernamental y movilización social. Además se vigiló al vector en tiempo real con ovitrampas y se aplicaron cercos epidemiológicos. Los resultados de estas acciones retrasaron la transmisión y solo se registraron 338 casos de chikunguña y 89 casos de zika hasta julio del 2016.

Estamos seguros de que el Minsa y los gobiernos regionales están haciendo su trabajo, ahora tendrán que reforzar sus acciones, asignar a las regiones recursos adicionales para los gastos operativos, poner en operación el Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades (CDC), fortalecer el laboratorio del Instituto Nacional de Salud, hacer seguimiento a todas las gestantes de las áreas afectadas, desarrollar campañas de eliminación de inservibles, distribuir larvicidas, hacer campañas educativas, de inmunización contra el rotavirus, influenza y neumococo, asignar personal, medicamentos e insumos para la atención oportuna, y dotar de agua segura, entre otros.

Los equipos de salud saben lo que se debe hacer y tienen la voluntad para enfrentar estas amenazas, al extremo de entregar sus propias vidas.