Una niña empieza a apasionarse por la ciencia gracias a su madre. Con esfuerzo logra convertirse en científica, una sobresaliente. Hoy, Sara Purca es doctora en Oceanografía en el Instituto del Mar del Perú (Imarpe) y trabaja para que el Perú tenga un mar libre de microplásticos. Pero su historia no es la de la mayor parte de las mujeres, que encuentran desde pequeñas barreras sutiles y también evidentes que les impiden desarrollar todo su potencial. Es por esa razón que en el mundo solo el 30% de los investigadores son mujeres.
El 11 de febrero ha sido establecido por la ONU como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, con el fin de visibilizar la desigualdad en las ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés) y empoderar a las mujeres en el papel clave que pueden jugar en dichas disciplinas. Sara no solo es científica, sino que es una persona comprometida con promover la participación de más mujeres en áreas STEM. Convencida del poder de la mentoría que experimentó al tener mentores muy importantes que la guiaron, apoyaron y celebraron sus logros, Sara es ahora mentora de ocho estudiantes universitarias que trabajan investigando la contaminación marina con microplásticos.
La mentoría es una estrategia clave para promover la permanencia y el ascenso de las mujeres en la ciencia. Si bien cada vez más mujeres acceden a carreras STEM, el número de ellas va disminuyendo conforme se avanza académica y profesionalmente. Es por esta razón que instituciones como el British Council, en alianza con Concytec y su Comité Pro Mujer en Ciencia, Tecnología e Innovación, vienen promoviendo desde el 2020 la formación de mentoras y mentores para mujeres en estas áreas, así como la institucionalización de la mentoría en la educación superior.
Sara ha formado parte de este programa del que resalta su enfoque en los valores de equidad, respeto e inclusión de grupos diversos. Ella reconoce el potencial enorme de la mentoría para, por ejemplo, apoyar la permanencia de aquellos grupos sensibles que están en riesgo de ‘tirar la toalla’, como las mujeres que recién han dado a luz, las que están por jubilarse o las que tienen una fuerte carga familiar –por ser madres solteras, tener hijos pequeños o padres que no pueden valerse por sí mismos–.
La inclusión de mujeres en la ciencia permite la diversidad en el pensamiento, en la resolución de problemas y en la comprensión del mundo, enriqueciendo sus resultados. Es por ello que se hace urgente trabajar por promover el acceso, permanencia y ascenso de mujeres en áreas relacionadas con la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas, empezando por cada hogar para que sean espacios inspiradores como el hogar en el que creció Sara, y hasta las universidades, instituciones y organizaciones, que pueden facilitar espacios inspiradores y formadores.
Por más Saras en el Perú y el mundo.