La agenda educativa ha dado pasos significativos pero insuficientes. Por ejemplo, el presupuesto en educación se duplicó desde el 2012, pero seguimos invirtiendo menos por alumno en comparación con otros países de la región. Y si bien los salarios de los docentes crecieron en un 50% desde el 2016, la profesión sigue estando a la cola de las remuneraciones. Por lo tanto, algunos temas deben ser priorizados en la agenda educativa para despercudirla de los intereses mercantilistas en contra de la reforma universitaria y de los ataques ideológicos que tergiversan el enfoque de género. Aquí algunas propuestas.
Es inaceptable que 4 de cada 10 niños y niñas de entre 6 y 36 meses tengan anemia. Esta afección limitará su potencial desarrollo. Por ello, enfrentarla es una guerra que debemos librar todos. Ayuda que los colegios soliciten el tamizaje de anemia para la matrícula en inicial, pero la batalla debe librarse en el hogar. Menos anemia y más afecto serían los primeros retos de la educación.
En esta guerra, la educación por competencias es una gran aliada, ya que inculca un conocimiento útil para enfrentar los problemas de la vida diaria. Así, para alcanzar una formación más integral, debemos preocuparnos también por promover el deporte, el arte y la formación ciudadana. Muchos de los implicados en sonados casos de corrupción son buenos con los números o las letras, pero igual están en la cárcel. Por ello, la enseñanza por competencias nos debe ayudar a formar mejores ciudadanos y a erradicar los estereotipos que producen desigualdad dentro de la sociedad.
Por otro lado, si bien la mayor cobertura de la educación inicial y primaria aún requiere de importantes cambios, el mayor reto apunta a mejorar la secundaria: ampliar las horas de clases en un mayor número de escuelas se debe condicionar a que primero mejoren las características del resto de escuelas con jornada regular. Las modalidades como los colegios de alto rendimiento o la secundaria técnica son muy costosas, pero con alto impacto.
Otro gran reto de la educación básica es la atención de la diversidad. La política de educación rural, por ejemplo, propone la idea de una nueva ruralidad para encaminar su desarrollo lejos de los estigmas que han reducido su potencial (pobreza, lejanía, exclusivamente agrario, etc.). Para ello, es importante incrementar el acceso a través de escuelas rurales con residencias y con docentes y aprendizajes conectados con las necesidades del entorno.
La educación para personas con habilidades diferentes ha sido la más difícil de promover. Tan importante como aumentar los docentes y mejorar las condiciones de las escuelas de educación especial que atienden los casos de discapacidad más severos es facilitar el acceso de las personas con discapacidad leve –que son más– a las escuelas de educación básica regular. Acondicionar su infraestructura será necesario, pero el mayor impacto se dará a través de la capacitación de docentes para lograr que sus comunidades sean más inclusivas.
Las mejoras condiciones laborales de los docentes son condiciones necesarias, pero no son suficientes: un profesor bien capacitado y comprometido con su entorno es el maestro del Bicentenario que necesitamos para formar las generaciones que nos ayuden a soñar con 200 años más de vida republicana
Para complementar estos esfuerzos, se propone una política de las dos infraestructuras: la física y la emocional. La primera tiene que ver con respetar una prioridad en la intervención de escuelas para el cierre de la gran brecha de infraestructura, cercana a los S/100.000 millones. Este orden de priorización se construye sobre la base del deterioro, la cantidad de alumnos y la ubicación de las escuelas más necesitadas. Asimismo, se debe promover la adopción de los diseños de las escuelas del bicentenario que responden a las necesidades pedagógicas del currículo y a las condiciones bioclimáticas del país. El mantenimiento preventivo y la mayor transparencia en la ejecución abonarán a que la brecha se cierre en menos tiempo.
Así como existen pilares sobre los que se sostienen las escuelas, las sociedades se edifican sobre personas cuyas estructuras serán más sólidas si se desarrollan en un ambiente de sana convivencia. Por lo tanto, esta segunda infraestructura, la emocional, tiene que ver con estrategias para la atención oportuna de reportes de violencia escolar, la contratación de más psicólogos para todas las UGELes, retirar del aula a todo docente o administrativo que atente contra el bienestar, implementar la política de juventud recientemente aprobada, entre otras acciones.
Para que todo esto sea posible, es necesario también que los medios de comunicación, el empresariado y la sociedad civil organizada acaben con los contenidos basura y den el mejor ejemplo de probidad y transparencia en su actuar. Solo así se reforzará el compromiso para lograr que la promesa de ser mejores peruanos sea cierta para todos y todas.