Por décadas nuestro país ha basado su fortaleza exportadora en la venta de materias primas, especialmente mineras. Esta es una realidad que –en una coyuntura como la actual– constituye una considerable desventaja. Sin embargo, para nosotros, los empresarios, este tipo de contextos también representan la oportunidad de desarrollar nuevas alternativas de inversión que aún no han sido exploradas debidamente.
Actualmente esta alternativa se encuentra en las exportaciones no tradicionales, donde se han observado actividades que han mostrado un comportamiento positivo, tal como el sector agropecuario, que ha incrementado su participación en 29,4%, y el sector pesca no tradicional, que ha obtenido un crecimiento de 22,9%.
Por otro lado, también es cierto que hay otros sectores como el textil y confecciones que ha sentido el impacto de la desaceleración, pues apenas ha alcanzado un incremento de 2,3%, lo cual llama nuestra atención, pues la recuperación mostrada por Estados Unidos –principal destino de nuestras exportaciones en este rubro– prometía un crecimiento más auspicioso para los exportadores peruanos.
Sin embargo, las acciones emprendidas por el Gobierno ante la actual coyuntura económica resultan interesantes, aunque todavía no suficientes. Es también cierto que muchas de las medidas anunciadas por el Gobierno tendrán efecto en el mediano plazo, incluyendo las contenidas en el Plan Nacional de Diversificación Productiva, razón por la cual deben ser complementadas con otras acciones que permitan recuperar la competitividad del sector exportador, así como recobrar la confianza empresarial a corto plazo; y por ello no nos olvidemos de los urgentes incentivos para restablecer el flujo de inversiones, que son un motor probado para lograr el crecimiento económico tan venido abajo, mientras en el mundo aún dispone de una enorme liquidez monetaria a tasas de interés históricamente bajas.
Ciertas acciones y medidas complementarias de carácter temporal ayudarían a los empresarios a obtener liquidez inmediata para reinvertir en sus operaciones, de tal forma que actuarían como un disparador que genere un círculo virtuoso que impacte no solo en los resultados económicos sino en la mejora del clima empresarial.
También es importante mencionar algunos factores externos que están afectando a las exportaciones peruanas, como las trabas que Ecuador ha impuesto a través de la exigencia de certificaciones y autorizaciones previas, o la desaceleración que están mostrando algunos bloques económicos como la Unión Europea. Estos son factores exógenos que el Gobierno debiera enfrentar prontamente en pos de una solución.
Sin perjuicio de lo anterior, los empresarios confiamos en que el Gobierno impulse al sector exportador, implementando medidas concretas de rápida ejecución. Cualquier estrategia de promoción de la oferta exportable debe tomar en cuenta la red de 35 oficinas comerciales del Perú en el exterior, así como su vasta red de delegaciones diplomáticas que existen en el mundo.
No puedo concluir este artículo sin señalar que, como un aporte más al país, la Cámara de Comercio de Lima presentará en los próximos días una serie de propuestas complementarias a las ya anunciadas por el Gobierno, las cuales estamos seguros contribuirán en la tarea conjunta que tenemos todos de recuperar el crecimiento económico que el Perú ha tenido en los últimos años.