He vivido en Nueva York durante una década sin temer por mi seguridad personal, pero en los últimos meses he estado aterrorizada. En mayo, solicité y recibí una orden temporal de protección contra mi expareja.
Es agotador vivir con el miedo de que alguien que conoce tus hábitos aparezca en tu puerta. Mi expareja se negó a aceptar el final de nuestra relación y, después de que le pedí que no se pusiera en contacto conmigo y con mis seres queridos, se acercó a mi familia y amigos y les pidió que me persuadieran para que hablara con él. Este tipo de comportamiento controlador y obsesivo es lo suficientemente alarmante, pero también me ha hecho temer por qué más podría hacer.
Creo firmemente en la legislación que evitará que los criminales, incluidos aquellos que han sido condenados por cualquier delito de violencia doméstica, posean armas. Y estoy agradecida de que el presidente estadounidense, Joe Biden, haya firmado una legislación bipartidista que reducirá el vacío legal que actualmente permite que muchos abusadores accedan legalmente a armas, que mejorará la verificación de antecedentes para los jóvenes compradores de armas y el apoyo a las leyes de bandera roja, que combatirá el tráfico de armas y que financiará intervenciones comunitarias y de salud mental que se necesitan desesperadamente.
También entiendo por qué a algunos de mis compañeros les gustaría prohibir las armas por completo. Pero las armas ya prevalecen entre aquellos que no siguen las reglas: a pesar de las fuertes leyes de armas en mi estado y en mi ciudad, el tráfico ilegal abunda.
Para los neoyorquinos respetuosos de la ley, actualmente no hay una manera rápida y fácil de protegerse en su propia casa con una pistola. Incluso si no tienen antecedentes penales, antecedentes de enfermedades mentales y no desean llevar un arma fuera de su hogar, deben solicitar una costosa licencia de pistola. El 23 de junio, la Corte Suprema anuló un requisito adicional para demostrar una mayor necesidad, o “causa adecuada”, en el caso de que se desee llevar un arma en público.
Apoyo las verificaciones de antecedentes, los períodos de espera, las prohibiciones de armas de asalto y las propuestas de control que dificultan que las personas obtengan armas, pero la desafortunada realidad es que, si eres mujer, es más probable que te mate a tiros un pariente o alguien que conoces a que lo haga un extraño.
Mientras visitaba un estado con leyes de armas menos restrictivas, encontré exactamente la pistola que me gustaría comprar. Se vende por aproximadamente lo que cuesta una solicitud de licencia de pistola en la ciudad de Nueva York. Y tan pronto como pueda comprarla y llevarla legalmente sin demasiada molestia, espero dormir profundamente.
–Glosado, editado y traducido–
© The New York Times