Querer la “paz mundial” suena bonito en boca de las concursantes a Miss lo que sea, pero el pacifismo de pasarela preocupa cuando está en el discurso del secretario general de las Naciones Unidas, más aun si Francia está bajo ataque del terrorismo islamista.
“Tenemos que encontrar una forma para vivir juntos, en paz, en armonía, con el respeto total a los derechos humanos universales y las libertades fundamentales”, dijo Ban Ki-moon, tras la matanza en “Charlie Hebdo”, en París, olvidando que en el vocabulario de los hijos de Alá no existe la palabra libertad y usan “la palabra Emancipación, ‘Hurriyya’, que deriva del adjetivo ‘hurr’, esclavo emancipado”, como lo recordaba Oriana Fallaci, notable periodista italiana. Los buenos hijos de Alá entienden y respetan la palabra libertad, no así los hijos del yihadismo.
“Basta-stop-basta”, decía Fallaci al chantaje de una minoría que quiere aniquilar la forma de vida occidental. “Si no nos oponemos, si no nos defendemos, si no luchamos, la yihad vencerá”, escribió. La progresía (comunistas) le gritó racista, intolerante y pretendieron borrarla del mundo intelectual. Algunas mezquitas la denunciaron por sus escritos, como hicieron también con el novelista francés Michel Houellebecq.
La matanza del miércoles perpetrada contra el equipo humano del semanario satírico “Charlie Hebdo”, en París, demuestra la esencia criminal de los fanáticos de Mahoma y de una Europa invadida hasta ser casi “Eurabia”.
Ayer, Chérif y Said Kouachi, autores de los asesinatos en “Charlie Hebdo” (“héroes” según el Estado Islámico), se atrincheraron en una empresa y tomaron a un rehén. El presidente Hollande se fue con todo y las fuerzas del orden lograron abatir al par terrorista.
Ayer también Amedy Coulibaly secuestró a varias personas en un supermercado kosher para exigir la liberación de los hermanos Kouachi. Luego Coulibaly mató a cuatro personas.
Quienes lloriquean porque nos “odiamos”, yerran: son esos los que odian. Otros por atacar al catolicismo pasan por agua tibia lo perpetrado por los yihadistas en Francia. Adriana Tudela escribe acertadamente en Altavoz.pe: “Repugnante es el único término que se me ocurre para describir el hecho de que el periodista [Marco Sifuentes] haya utilizado la tragedia ocurrida en París, donde 12 personas perdieron la vida a manos de terroristas yihadistas, para emprender otro más de sus discursos en contra del catolicismo”. Sifuentes “salta” de comentar que el semanario atacado publicó caricaturas de Mahoma que enfurecieron, para luego “compartir una serie de caricaturas de ‘Charlie Hebdo’ que ofenderían a los católicos. ¿Alguien entiende qué tiene que ver una cosa con la otra?”, concluye Tudela.
Es cierto, no estamos para estrafalarios argumentos ni confusiones religiosas. Lo de Francia fue perpetrado por terroristas y nada tienen que ver los credos.
Erradicar a los yihadistas requiere una estrategia global, porque global es su amenaza (en Lima hace poco fue capturado un miembro de Hezbolá –rama del extremismo islámico– con explosivos de uso militar).
En sus últimos años Fallaci escribió: “Solo me arrepiento de haber dicho menos de lo que habría debido decir y de haber llamado solo ciegos a los que hoy llamo colaboracionistas. Es decir, traidores”.
Así que “Stop-basta-stop” gritará Europa a los terroristas islámicos, en la marcha parisina de mañana.