"Es urgente que en lugar de ver por la ventana para buscar culpables, el Gobierno empiece a mirarse al espejo".
"Es urgente que en lugar de ver por la ventana para buscar culpables, el Gobierno empiece a mirarse al espejo".
Alejandra Costa

Resolver problemas requiere, antes que nada, realizar un buen diagnóstico. Identificar, en base a la evidencia, su origen, para buscar soluciones que efectivamente generen efectos positivos.

Y eso se hace aun más necesario para el Estado Peruano en un contexto como el actual, en el que múltiples urgencias compiten por recursos fiscales limitados y en el que conseguir nuevos recursos a través del financiamiento en el exterior se hace cada vez más oneroso. El incremento de las tasas de los soberanos hace que equivocarse hoy al destinar recursos sea más caro que hace un año o dos.

Lamentablemente, hasta ahora el Gobierno de viene demostrando una obstinada incapacidad –o falta de voluntad– para realizar diagnósticos adecuados, de modo que las soluciones que propone no superan los filtros más básicos de la lógica y, mucho menos, de la teoría económica.

Un ejemplo de esto es el bono casi universal que se entregará desde setiembre. Suena bien, desde un punto de vista político, que 13,5 millones de peruanos vayan a recibir entre S/350 y S/700 en un momento en el que el empleo y los ingresos aún no se recuperan y que los precios están subiendo. Sin embargo, el análisis más elemental muestra que esto no va a solucionar ninguno de los problemas reales que aquejan a los hogares peruanos.

Es, siendo generosos, como poner una ‘curita’ en una fractura en la que el hueso está expuesto. Y es una ‘curita’ que va a costar nada menos que S/ 5.145 millones, agotando recursos que podrían ser necesarios para otras intervenciones. Con la amenaza de la tercera ola de la pandemia acercándose cada vez más, equivocarse hoy también podría generar un costo en vidas humanas.

¿Soluciona el bono la situación de las millones de familias peruanas en situación de pobreza? No, pues se entregará una sola vez. Si esa era la intención, se podría haber creado un bono mejor focalizado, que llegue a un grupo más pequeño, pero que asegure un ingreso regular por un mayor tiempo a las familias más pobres, acompañándolas mientras se incrementa la oferta de empleo.

¿Contribuye a afrontar la falta de empleo? No, porque la generación de puestos de trabajo no se va a reactivar mientras la inversión privada se mantenga detenida, esperando señales más claras sobre el manejo de la y la estabilidad del Gobierno.

¿Ayuda ante el incremento de los precios? Tampoco, pues, nuevamente, es un solo desembolso y no se está atendiendo ninguna de las causas que genera la inflación, entre ellas, el imparable incremento del tipo de cambio que genera, en gran parte, la incertidumbre que causa el propio Gobierno.

Este no es el único ejemplo. Podemos listar la propuesta de desmembrar el para incrementar los ingresos del o reducir los ingresos de los funcionarios públicos para mejorar el funcionamiento del Estado.

Todas estas “soluciones” equivalen a querer encender el carro con las llaves de la casa. Es urgente que en lugar de ver por la ventana para buscar culpables, el Gobierno empiece a mirarse al espejo. Hasta que no reconozca en sí mismo el origen de muchos de los problemas que busca solucionar, seguiremos tirando miles de millones de soles, justamente, por la ventana.