Con frecuencia intentamos entender al desde una óptica de dos bloques: derecha e izquierda. Esta parecería la forma más sencilla de analizar al Parlamento peruano, pero la realidad dista mucho de esta segmentación. Los intereses particulares, la agenda populista y la infiltración de las economías informales e ilegales nos obligan a tener una mirada más minuciosa con respecto al comportamiento legislativo.

De lo contrario, ¿cómo explicamos que el autodenominado Bloque Democrático –integrado por varias de derecha– haya ganado la Mesa Directiva de la mano de una bancada izquierdista como Perú Libre? ¿Es una alianza política? Es obvio que no. ¿Una alianza administrativa? Muy débil argumento, a mi parecer. ¿Una suma de intereses? Esta parece la explicación más razonable, aunque nos lleva a una pregunta mayor: ¿dónde se origina esa confluencia de intereses y quién o quiénes la lideran?

Mi hipótesis es que existe un bloque al que no le hemos prestado la atención debida y al que denomino el bloque surfista, por la pericia que tienen para alinearse entre grupos –de derecha e izquierda– según sus propios intereses. No los puedo calificar de centro, porque no cuentan con una agenda programática que busquen impulsar a favor del país desde el terreno parlamentario. Sus intereses se basan en el simple hecho que les confiere el Legislativo.

En este bloque surfista ubico a Alianza para el Progreso (APP), Acción Popular (AP), Podemos Perú y Somos Perú, siendo cuatro partidos con líderes con discursos abiertamente populistas (algunos conocidos, como en el caso de APP, y otros más desde la sombra, como Somos Perú). Basta recordar que las bancadas de APP y AP fueron las que impidieron la vacancia de Pedro Castillo en varias ocasiones.

La mayoría de críticas suele centrarse en Podemos Perú –con justas razones–, pero eso es precisamente lo que impide mirar el bosque de intereses que se manejan alrededor de las otras bancadas que hoy lucen más empoderadas. APP, por ejemplo, lleva tres presidencias del Congreso en lo que va de este quinquenio legislativo (además de presidir comisiones importantes como Trabajo y Defensa del Consumidor), mientras que AP ahora dirigirá la codiciada Comisión de Economía.

Los votos de este bloque surfista suman hoy 45: por encima de los 44 de la derecha y los 37 de la izquierda. Inclinarán la balanza en cualquier decisión con la complicidad de la izquierda (no necesitaban los votos de Perú Libre para ganar la Mesa Directiva) y la permisividad de la derecha (que viene cediendo importantes espacios en comisiones como Trabajo y Educación a las bancadas de izquierda).

La derecha considera –equivocadamente– que solo las bancadas del bloque surfista asumirán los pasivos negativos del Parlamento. Pero la población –cansada de las malas decisiones legislativas– ya no separa la paja del trigo y el descontento se generaliza. De poco servirá intentar despegarse de este panorama recién en el 2025, a tan solo un año de las elecciones generales, y dudo que incluso una vacancia de último momento pueda salvarlos de la marea a la que se han sumergido junto a los grupos surfistas.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Martin Hidalgo Bustamante es Jefe Editorial