Con el fin de despejar dudas, el fiscal de la Nación, Carlos Ramos Heredia, acaba de negar que la megainvestigación a los distintos estamentos del fútbol nacional sea una cortina de humo. Para justificarla, ha recordado “los precedentes que pasaron en Alemania” (no llore, doctora Hildebrandt) y las “posibles corrupciones” ocurridas en “la Federación Internacional de Fútbol Amateur”.
Las declaraciones del doctor Ramos Heredia deben haber dejado turulato hasta al propio Reimond Manco. Y no por su empecinamiento en negar lo evidente –que su súbito interés por las andanzas del balompié criollo es en realidad una grosera cortina de humo–, sino por esos “precedentes” alemanes que mencionó. ¿Qué ha ocurrido en Alemania que los peruanos –e imaginamos los alemanes– no conocemos? ¿Es que sus fiscales han descubierto malos manejos en las recientes celebraciones por la caída del Muro de Berlín? ¿Pizarro no es titular en el Bayern a causa de un complot encabezado por Pep Guardiola?
Peor aun, ¿qué institución es esa a la que llama Federación Internacional de Fútbol Amateur? Porque si se refería a la FIFA, de amateur no tiene nada. Dentro de poco, Blatter y sus amigos van a empezar a franquiciar el aire con que se inflan los balones.
Bueno, no exageremos. Digamos que estas poco felices expresiones del doctor Ramos Heredia seguramente fueron producto del intenso estrés que debe atosigarlo por las responsabilidades propias de su cargo. Y por lo incómodo que debe significar ser investigado por el Consejo Nacional de la Magistratura por sus presuntas vinculaciones con los Sánchez Paredes, y el cúmulo de cuestionamientos que lo persiguen por su relación con César Álvarez, sus extrañas decisiones en los casos Orellana, Ecoteva y la manera cómo se salvó el congresista Julio Gagó.
No es fácil ser Carlos Ramos Heredia.
Pero más difícil debe ser pasar 74 días en una prisión sin una razón que lo justifique. Eso ocurrió con Paul Olórtiga, a quien se lo privó de su libertad bajo la acusación de haber provocado la muerte de su esposa, la cantante de Corazón Serrano, Edita Guerrero. Y en ello tuvo participación el doctor Ramos Heredia, quien apareció en una conferencia de prensa avalando las cuestionadas conclusiones de una perito, como si el futuro del país dependiera de ello, mientras Martín Belaunde Lossio se escondía sabe Dios dónde, sin que desde las altas esferas del poder aflore un gesto explícito para dar con su paradero. ¿Todo encaja, no?
El Ministerio Público es una de las instituciones más maltratadas del país y el doctor Ramos Heredia con sus acciones y omisiones ha contribuido a acentuar su desprestigio.
Tiene razón Juan José Garrido, la presencia del doctor Ramos Heredia como fiscal de la Nación es insostenible. Si tiene algún sentido del decoro, su carta de renuncia ya debería estar firmada. Por la poca institucionalidad que queda en el país, hágalo doctor. Así su partida nos prive de conocer qué diablos ocurrió en Alemania y qué vaina es esa federación internacional de fútbol amateur.