"Quien atenta contra un gobierno legítimamente elegido, contra la libertad ciudadana, o si estando en el poder da un golpe desde Palacio contra los otros poderes legítimos, se convierte en tirano"
"Quien atenta contra un gobierno legítimamente elegido, contra la libertad ciudadana, o si estando en el poder da un golpe desde Palacio contra los otros poderes legítimos, se convierte en tirano"

La democracia es una forma de organizar el poder y una concepción del mundo. En el primer caso, consiste en una serie de instituciones y normas que permiten a los ciudadanos, quienes son el origen del poder, elegir a unas autoridades para que gobiernen y legislen en las diversas instancias del Estado, pero también participen directamente a través de las llamadas instituciones de la democracia directa. En otras palabras, la representación se origina en la acción participativa del pueblo por medio del voto, el cual debe ser directo, universal, libre y secreto.

En el segundo caso, como ideología, la democracia parte de la creencia de que cada ser humano es libre y autónomo, dueño de su destino político. Por eso las elecciones son importantes, porque cuando elegimos autoridades no solo las mandamos a gobernar, sino que estamos otorgándoles poder. Esto es, capacidad para decidir el destino de millones de personas.

La pluralidad de ideas es otra importante característica de la democracia, lo que permite que el ciudadano escoja el o los medios de comunicación de su preferencia y también los critique. La prensa, en cualquier sociedad democrática, está sometida a un escrutinio constante. Pero hay otras libertades: de credo, asociación, reunión, de cátedra, de manifestación y de protesta.

Esta libertad del individuo debe ser plenamente respetada y protegida por los gobernantes y las leyes. Las autoridades elegidas deben ser tolerantes ante las ideas y opiniones de la oposición, porque en toda democracia, quienes gobiernan serán discutidos, cuestionados o reconocidos por sus decisiones.

Además, quien atenta contra un gobierno legítimamente elegido, contra la libertad ciudadana, o si estando en el poder da un golpe desde Palacio contra los otros poderes legítimos, se convierte en tirano, en dictador, porque le usurpa el poder no solo a las autoridades elegidas por el pueblo sino al pueblo mismo. Por eso, este tiene derecho de insurgir: para recuperar la libertad y restablecer la democracia.

El otro gran valor de la democracia es la igualdad. Todos somos libres e iguales por nuestra condición de ciudadanos. La igualdad se sustenta en el reconocimiento del otro, no solo en la tolerancia, en su dignidad. Esto quiere decir que el ser humano vale por el hecho de serlo. Es esta dignidad, basada en el reconocimiento del otro, lo que refuerza la convivencia plural, así como la diversidad social y cultural.

Poner en práctica la igualdad es el gran desafío de la democracia, porque todavía hay minorías que tienden a concentrar la riqueza y el poder. Y así como un o una demócrata auténticos deben oponerse y enfrentar al tirano, también deben oponerse y enfrentar cualquier intento, decisión política o norma jurídica que pretenda justificar la desigualdad en nombre de cualquier ideología e igualmente enfrentarse y denunciar a las plutocracias oligárquicas económicas.

La democracia es el gran proyecto histórico de la humanidad, porque si la llevamos hasta sus últimas consecuencias llegaremos a la sociedad justa, que es la sociedad sin clases, donde no reine la arbitrariedad sino la simetría.

Este gran proyecto se va logrando de a pocos y tiene sus mártires, pero así como se conquista se puede perder, como tantas veces ha sucedido en la historia del mundo y del Perú.

En nuestro país es cada vez más difícil consolidar nuestra crítica e inestable democracia. Requiere del esfuerzo de todos los que creemos en ella. Es también una obligación no solo jurídica, sino moral de las autoridades elegidas, porque han aceptado competir por el poder a través de sus reglas del juego y de sus normas. Han firmado un pacto con el elector que gobernarán democráticamente por un período determinado y de no hacerlo se convertirán en dictadores o dictadoras según el caso.

Pero más allá de los embates autoritarios, elitistas y plutocráticos que pretenden terminar con ella o reducirla solo a sus estructuras formales para que una élite se mantenga en el poder con el fin de satisfacer su desmedido afán de poder o lucro, es innegable que se trata de una maravillosa aventura de la razón y un desafío grandioso de la humanidad.

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